Revista Coaching

Los 3 pilares del cambio personal

Por Elgachupas

Columnas

Foto por philos from Athens (via Flickr)

Artículo original escrito por Jero Sánchez. Sígueme en Twitter.

Muchas personas sienten que no son todo lo que podrían ser, que no explotan todo su potencial. Se sienten frustradas. En muchas ocasiones ni siquiera saben exactamente qué es lo que les apasiona, o cuáles son las fortalezas que podrían explotar. Saben que quieren cambiar, pero no saben cómo ni en qué.

En los últimos años se ha venido gestando una disciplina llamada coaching personal que, a pesar de las críticas recibidas, está consiguiendo ayudar a muchas personas a desarrollar su máximo potencial vital. Mediante la observación y la introspección, el individuo toma conciencia de sus fortalezas y debilidades, y de su capacidad y libertad para hacer elecciones. A partir de ahí, se fijará un plan de desarrollo personal, con una serie de objetivos claramente definidos que lo irán puliendo poco a poco. Pero, ¿cómo inducir en una persona todos los cambios que son necesarios a lo largo del proceso de coaching?

Partiendo de que el individuo ya ha pasado por la fase de introspección y concienciación –es decir, que ya se conoce, sabe lo que quiere y por qué lo quiere–, existen 3 pilares que a mi juicio son fundamentales para lograr el verdadero cambio personal:

1. Los hábitos. Definidos como el conjunto de comportamientos automáticos y casi inconscientes que nos definen. Aunque muchos comportamientos importantes deben ejecutarse en niveles superiores de consciencia, la mayoría de los cambios que debemos afrontar en un proceso de desarrollo personal son simples cambios de hábitos. Dejar de fumar, tomar más agua, leer regularmente, comer sano… son todos comportamientos casi inconscientes una vez han sido interiorizados.

Después del autoanálisis y la concienciación –el adquirir el genuino deseo de cambiar–, la capacidad de desarrollar nuevos hábitos es la parte más importante del cambio. Identificar los hábitos que nos sobran, y los nuevos que deberíamos desarrollar, es generalmente algo bastante intuitivo que puede determinar el propio individuo con un poco de ayuda.

2. Las técnicas. Cada hábito a desarrollar requiere del aprendizaje de sus propias técnicas o formas especiales de hacer las cosas. Las técnicas deben ser estudiadas de forma consistente, practicadas y depuradas a través de la experiencia. Por lo regular, y al contrario que sucede con los hábitos, una persona no puede adquirir este conocimiento por sí misma; necesitará de la ayuda de un libro, un mentor o un coach que lo guíe durante el aprendizaje.

3. Las herramientas. Por último, muchas de las técnicas necesitan de objetos físicos o, actualmente, sus equivalentes digitales, para poderse llevar a la práctica. Muchas veces es posible intuir las herramientas necesarias a partir del estudio de la técnica. Sin embargo, en no pocas ocasiones podemos beneficiarnos de la experiencia de otros que ya han pasado por ahí, y descubrir mejores herramientas, más avanzadas, o que simplemente se adaptan mejor que otras a ciertas técnicas.

Ahora podemos entender por qué muchas personas fracasan a la hora de realizar cambios profundos en su vida: generalmente sólo se enfocan en definir los hábitos, sin preocuparse de estudiar las técnicas que tendrán que emplear, o las herramientas más adecuadas que tendrán que poner en práctica. El desarrollo efectivo de nuevos hábitos –y más aún si se trata de sustituir un hábito no deseable–, pasa necesariamente por estos tres pilares. Ignorar uno de ellos nos llevará inevitablemente al fracaso.

Y tú, ¿tienes en cuenta los tres pilares –hábitos, técnicas y herramientas–, a la hora de introducir cambios en tu vida? Comparte tu experiencia con nosotros en un comentario.


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