Dicen algunos que la sinceridad y el mostrarse natural tal y como es uno mismo, es uno de los mayores valores que puede tener cualquier persona. El problema es cuando esa 'no falsedad', de la que todo el mundo dice hacer uso, cruza la barrera para convertirse en mala educación. Y es que muchos creen que el decir las cosas tal y como las piensa es lo correcto en cualquier momento y en cualquier lugar.
En el mundo del fútbol todos queremos conocer la verdadera cara de los jugadores y sus entrenadores. Saber qué piensan, qué sienten y conocer un poco más de su verdadera personalidad. Quizá creemos que en la previa de un partido o tras el pitido final, los periodistas seremos capaces de sacar un poco de ellos de cara a los espectadores.
Y es que al final, tanto la afición como la prensa son los dos motores que mueven al deporte Rey. El aficionado que consigue su abono o que compra una entrada para el partido del domingo está pagando la nómina de los jugadores y de los técnicos. La prensa, por su parte, es la que se encarga de mover la información que creará esa expectación y que contribuirá a que la afición se involucre.
Por ello el respeto es fundamental. Un respeto recíproco del que algunos olvidan hacer uso muy a menudo. Y hablo de Luis Enrique, el entrenador del Barcelona. Un hombre con aires de grandeza cada vez que entra a una sala de prensa o una alcachofa se le cruza en su camino.
Sí, todos somos conscientes que está entrenando a uno de los mejores clubes del mundo, con jugadores importantísimos en sus filas y que eso conlleva una gran presión que luego se recompensará en su nómina a final de mes. Sí, todo eso ya lo sabemos pero, alguien debería recordarle rápidamente que no debe perdonarle la vida a cualquier periodista que levante la mano en rueda de prensa con intención de preguntarle porque esa es la impresión que da.
He oído la opinión de algunos periodistas al respecto calificando al entrenador culé de 'persona divertida y sincera durante las ruedas de prensa' y creo que no podría estar menos de acuerdo. Personalmente estoy convencida que una persona que trata de divertirse no humilla y falta al respeto al que está haciendo su trabajo frente a él.
Y es lo que el ex jugador ha hecho en reiteradas ocasiones. La última tuvo lugar hace unos días con la periodista catalana Nuria Casas, con la que ya había tenido algún roce previamente. En el primer encontronazo la periodista de 8TV preguntó al técnico por las relaciones internas del vestuario blaugrana, el señor Luis Enrique le faltó al respeto delante de todo el mundo diciéndole que " hablaba raro y no la entendía".
Unas palabras inoportunas que provocaron las risas desafortunadas de sus compañeros de profesión y las de él mismo creyéndose el 'animador' de la sala. En la segunda ronda le dijo literalmente que "cada día entendía menos sus preguntas" y decidió no contestar, complicando el trabajo de la periodista.
Pues bien, si ese es el caso tal vez no debería estar en el banquillo de uno de los clubes más importantes del panorama mundial. Eso o aprender a respetar a las personas que se han levantado por la mañana para acudir a la sala de prensa y hacer su trabajo del mismo modo que él.
Porque el respeto absoluto que el pide cada día para su plantilla y su cuerpo técnico es el mismo que se merece el resto del mundo. Porque señor Luis Enrique, no está bien que pida para los suyos lo que usted no es capaz de dar. Y eso usted ya lo sabe.
F.C.BarcelonaLuis Enrique Martínez