Revista Cultura y Ocio
Por Laura Leticia Valencia
Melancolía, escrita y dirigida por Lars Von Trier, se compone de diversas díadas. En principio, trata sobre dos hermanas: Justine y Claire. La primera –con ese nombre que ya nos habla de una lucha moral- está a punto de casarse. Claire, ya casada, ve su apacible vida trastocada.
La otra díada se compone por el caos: la fragilidad del interior y la destrucción de lo externo. Cada hermana representa una faceta que, sin remedio, les lleva a experimentar su opuesto.
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Así, mientras Justine debería ser feliz, no puede serlo. Vive cómodamente, con un excelente sueldo en un trabajo soñado por muchos. Su próximo esposo es tan próspero como ella, ambos son guapos y jóvenes. Sin embargo, a ella se le presenta una pesadumbre inevitable, una apatía que le impide reaccionar. La imagen sugerente de la mujer vestida de novia se mezcla con la tristeza y la ansiedad, características de la depresión.
Claire, por el contrario, busca dar equilibrio a su complicada familia materna. Aún más próspera que su hermana, pasa sus días en un palacete donde está cómoda y tranquila, al lado de su esposo y su hijo pequeño. Pocas cosas le perturban, mientras pueda controlar y prever lo que sucede a su alrededor.
A pesar de las diferencias entre ellas, una situación externa les llevará a tomar una posición aún más radical. Se trata del cuerpo errante, llamado Melancolía, que se aproxima hacia la Tierra. Puede o no golpearla pero, si lo hace, provocaría una destrucción total.
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La trama se encamina en estos días, entre la boda de Justine y el acercamiento del planeta. Las posibilidades están abiertas: el astro puede colisionar, tanto como pasar de largo y quedarse como la experiencia más aterradora y más bella de todos sus habitantes. Lo mismo sucede con la depresión de Justine, quien puede renacer o sucumbir completamente. Claire es el ansia de esperanza, la voz que clama que el peligro ya pasó.
Ambos escenarios están latentes. Melancolía muestra que, de vez en cuando, el caos se impone a la razón, ya que nunca se fue del todo. Cada quien lanza una moneda al aire que decide si, al fin, se volverá loco.
SOBRE LA AUTORA
Colaboradora
Laura Leticia Valencia (Puebla, 1993). Editora y redactora para medios impresos y digitales. Estudió la licenciatura en Filosofía.
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