No azúcares, no sal, no grasas. Parece que vivimos en un mundo de “no comas esto o lo otro” ¿Hay que hacer caso a todo? Pues en lo que a la sal se refiere, sí. El exceso de sal en la dieta está asociado a enfermedades cardiacas, cerebro-vasculares y renales, principalemene por la relación entre un consumo elevado de sal y el mayor riesgo de padecer hipertensión arterial. Este riesgo se da tanto en personas que ya padecen hipertensión, como en personas con presión arterial normal.
¿Cuánta sal consumimos?
El consumo promedio de sal en el mundo es mayor al que recomienda la OMS: menos de 5 gramos por persona al día. Por ejemplo, en España el consumo medio de sal común es de 9,7 gramos por persona al día (estudio realizado por la AESAN y la Universidad Complutense de Madrid), casi el doble de la cantidad recomendada por la OMS. Se calcula que más del 80% de la población española consume más sal de la recomendada. El consumo de sal en otros países también es muy superior a la recomendación de la OMS. En México se consume una media de 11g por persona y en Argentina llegan a los 12g, cantidades similares a los países asiáticos.
Sal y sodio, ¿es lo mismo?
La sal común o sal de mesa es cloruro de sodio, siendo 40% sodio y 60% cloro. Así, por cada 2,5g de sal de mesa, se consume 1 g de sodio.
¿Esconder el salero?
No necesariamente. La mayoría del sodio que consumimos proviene de alimentos procesados y comida en restaurantes. Es muy importante leer las etiquetas de alimentos enlatados, panadería industrial, conservas, etc. porque contienen “sal oculta”. Si después de una comida o cena en un restaurante sientes mucha sed o te levantas al día siguiente con los dedos de las manos hinchados, es posible que hayas consumido demasiada sal. Si comes mucho fuera de casa, intenta tomar tomar muy poca o nada de sal en el resto de tus comidas. En algunos restaurantes puedes pedir que pongan poca o nada de sal a tu comida.
Ideas para consumir menos sodio
Puedes reducir el consumo de sal gradualmente y con el tiempo la comida muy salada no te gustará.- Limita el consumo de alimentos enlatados, procesados, conservas. etc. Cuando sea posible, elige los productos que especifiquen bajo en sal o sin sal.
- Limita el consumo de embutidos y quesos curados, y cuando sea posible, elige el bajo en sal.
- Cocina con menos sal, por ejemplo no uses sal en el agua de cocción de pasta o verduras.
- Utiliza hierbas aromáticas, especias o limón para condimentar la comida.