Tenemos la sensación de que la Navidad cada año empieza antes. Personalmente tanto tiempo de luces, regalos y derroches me satura, ya que acabamos viviendo las fiestas de 4 días durante dos meses. Cabe la posibilidad que la causa de esta prematura celebración sea la previsión y la organización de estos días sin dejarlo todo para el último momento. O a lo mejor es la consecuencia. Lo indiscutible es que entre comidas y cenas de empresa que suelen concentrarse en jueves y viernes no son tantos los días que los restaurantes pueden ser visitados por grupos. Para ello esta semana se han presentado varios menús de Navidad en diferentes hoteles, que están en auge para estas celebraciones por su facilidad de ofrecer salas privadas y grandes comedores.


Algún ejemplo de los menús ofrecidos son el del restaurante Centonze de Le Meridien en Barcelona se pueden encontrar entrantes suaves como la crema de coliflor especiada con mermelada de tomate y virutas de foie o un ceviche de langostinos con cilantro y segundos de carne siempre acompañada de frutos secos, orejones o uvas pasas que le dan el toque dulce y típico catalán al pavo o ternera.
Otro es el Gallery Hotel donde hacen diferentes combinaciones de platos que ya están en su carta con otros que se servirán solo en las fiestas, mezclando creaciones más sofisticadas con platos más conocidos que no por ello menos apetecibles, como unos cornetes de tartar de calamar con huevas de calix, o un pollo de pagès relleno de orejones, piñones y ciruelas, repiténdose el rustido catalán.




Lo que está claro es que las jornadas familiares en casa, alrededor de la mesa que empiezan a las 12 del mediodía con algo de aperitivo, empalman con la comida, continua con los postres, los cafés, los licores, los polvorones, turrones y demás dulces típicos, continuando con los frutos secos y volviendo a empalmar con la cena, quizá con algún villancico en medio improvisado con la pandereta, zambomba y botella de anís de rigor (uf!) tienden a hacerse algo más comedidas. Quién sabe si las antiguas jornadas maratonianas eran herencia de recuerdos de escasez en la que solo se comían gambas estos días señalados y la saturación actual se deba a los de años de abundancia donde en muchas casas no entraba si no era de Jabugo. En cualquier caso, que cada uno celebre la Navidad como quiera, donde quiera y con quien quiera, hay para todos los gustos!!
