Situada a la orilla del Támesis, tras cruzar el Puente del Milenio, en un enclave perfecto para disfrutar de las mejores vistas de Londres, se encuentra una de las galerías de arte más famosas y reconocidas del mundo: Tate Modern. Sede del arte contemporáneo, donde podemos contemplar obras realizadas a partir del año 1900, con la inconmensurable presencia del Cubismo, encontrando obras de Picasso o el Surrealismo de Dalí.
Pero, si caminamos un poco más adelante en el tiempo, llegando a 1950, la abstracción y el minimalismo, serán una de las constantes del arte al que, la Tate Modern, dedica su homenaje en diversas de sus salas. Luz, color y formas geométricas que inundan paredes y espacios.
Obras de Ellsworth Kelly en Tate Modern
Artistas como el americano Ellsworth Kelly, que tras vivir en París y conocer a Piet Mondrian, comenzó a transformar su obra en pinturas de cuadrados de colores planos y curvaturas perfectamente estudiadas.
Detalle del cuadro de Ellsworth Kelly
O, pasando a la sala contigua y dando un paso mas allá en el tiempo, tocamos la década de los 90 con Dan Flavin. Una instalación realizada con fluorescentes, de todo tipo de colores, que conforman una atmósfera geométrica.
Instalación de Dan Flavin en Tate Modern
Una exposición permanente, de la que siempre disfrutar, para deleitarnos ante la simplicidad de formas y colores, el minimalismo que tantas veces anotamos en nuestras ajetreadas vidas.
Ejemplo de obra minimalista de Tate Modern
Exposición permanente de la Tate Modern (Londres)