Revista Opinión

Mínimos histéricos

Publicado el 05 mayo 2021 por Manuelsegura @manuelsegura
  • Mínimos histéricos

Por lo que se ve, TVE, y su buque insignia, La 1, siguen sin levantar cabeza. El pasado abril, nuevo mínimo histórico de audiencia -que habrá producido histeria a más de uno-, con un 8,3% de share, la mitad de lo que cosecha Telecinco, que sigue siendo líder con el 16,2%, tras 32 meses consecutivos. A este paso, y de no enderezar el rumbo a tiempo, es muy posible que, más pronto que tarde, La 2 supere en audiencia a la primera cadena de la televisión pública.

Resulta muy significativo que, por ejemplo, los informativos no hayan ayudado a remontar, ni siquiera con las vanguardistas novedades tecnológicas introducidas en los últimos meses. Sus responsables deberían ejercer cierta autocrítica, sobre por qué ocurren estas paradojas, cuando contemplan que la cadena líder, por ejemplo, con un formato mucho más tradicional y austero, suele imponerse con holgura en la batalla diaria por la cuota de espectadores.

No sé si se trata de un problema de credibilidad, como algunos aseguran, o de saber hacer mejor las cosas. En una empresa que cuenta con magníficos profesionales, cuesta ver determinados ejemplos diarios en espacios pseudoinformativos que dicen bastante poco de lo que debe ser un medio de titularidad pública. Porque perseguir a un expresidente del Gobierno, cámara en ristre y micrófono en mano, como si de un botarate de tertulia tomatera se tratara, no resulta muy edificante a la hora de apostar por la calidad y la solvencia.

La comparecencia de la semana pasada del presidente de RTVE, José Manuel Pérez Tornero, ante la comisión mixta de control parlamentario, abre un halo de esperanza ante los desaguisados a los que hemos venido asistiendo en los últimos años. En ella ha puesto en valor la relevancia que debe tener la radiotelevisión pública, por encima de la audiencia, si bien esta se ha de mejorar para aspirar a ser determinantes, pero no a cualquier precio. Porque para hacer lo que hace otra cadena, que para algunos de los actuales directivos de la casa parece ser el santo y seña del periodismo, ya está ella, y todo lo que sea apostar por sus fórmulas tan solo supone aspirar a ser una burda imitación de la misma.

Pérez Tornero puso el dedo en la llaga al hablar de lo que se da en llamar el info-entretenimiento, un perverso descubrimiento televisivo a la hora de mezclar churras con merinas, en un decadente cajón de sastre, que lesiona el ejercicio del periodismo más puro por lo que a lo audiovisual se refiere. Dijo también que la banalización, el show y el escándalo quedaban descartados en su horizonte, señalando sin nombrarlos algunos de los proyectos de ciertos visionarios que se emiten actualmente en la parrilla de la programación de La 1. Y frente a los que defienden que RTVE tan solo debería funcionar con producción propia, su máximo responsable exhibió dosis de sentido común al asegurar que, en pleno siglo XXI, es imposible vivir instalados en la autarquía.

La llegada a la presidencia de RTVE de un profesional contrastado como Pérez Tornero puede aportar, sin duda, un importante porcentaje de sensatez y de ese sentido común tan necesario frente a ciertas actuaciones llevadas a cabo por la anterior administradora provisional única y su elenco directivo. Otra cosa será que pueda llegar a buen puerto, con lo que se propone y los cambios que realice, en este trasatlántico de la comunicación que es la corporación pública. No solo por las facilidades que para ello se le den desde dentro de la misma, sino por los apoyos que pueda obtener fuera. Y me estoy refiriendo, lógicamente, a los dirigentes políticos, tanto del Gobierno como de la oposición, siempre al acecho y ávidos de medrar en los entresijos de RTVE.

[eldiario.esMurcia 5-5-2021]


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