Seré un cascarrabias o como queráis llamarlo, pero me indigna que me interrumpan mientras veo una película "de las mías". Disfrutar de los momentos irrepetibles de un guión estudiado, de un silencio embriagador y de una secuencia de imágenes cuidadas es un placer digno de descendiente de Onán, como para que un intruso inunde semejante estado de trance con algún comentario jocoso, un bostezo y simplemente un "me aburro".
Ya os dije el otro día que estaba tentándome la idea de recopilar en un post algunas de las películas que, por uno u otro motivo, de decían algo especial. Muchas de las cuales incluyo sin duda en el club de aquellas pequeñas joyas de séptimo arte. No tienen ni tendrán la trascendencia o el "merchandising" de otras cintas mucho más conocidas, ni espero que las tengan. Ahí reside parte de su valor, en esa exclusividad que te da la vida y el autor de poder sublimarte y entrar de lleno en un mundo diferente, onírico y paralelo al nuestro. Y además, que hayas tenido la suerte de ser tú el escogido para tal disfrute.
Son todas las que están, pero no están todas las que son. Aquí os dejo unos títulos. Obviamente no voy a desvelar ni temas ni tramas, por si os apetece verlas. Como mucho unas pinceladas:
Hierro 3 (Bin-jip): Una de las historias de amor más cautivadoras. Pura poesía cantada en silencio.
Despedidas: Impresionante relato costumbrista de la sociedad nipona, que responde a muchas de las cuestiones que siempre nos hemos hecho acerca de la cultura oriental.
Primer: Denso y complicado argumento para una cinta de ciencia ficción, en la que nada ocorrre fuera de la realidad. Una película perturbadora pero elegante, sencilla pero enrevesada.
Ya me iréis contando si os tienta también la idea de verlas, y comentarlas por aquí.
Fotos FilmAffinity.com
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