Hay momentos en los que toca disfrutar sin más, sin buscar los sabores primarios, secundarios o terciarios de un vino, aunque estén ahí, sin copa parada, sin retrogusto. Momentos que hay que vivir sin sacar conclusiones sobre especies utilizadas, técnicas de cocción o origen de los productos que vamos a comer. Momentos para relajarse y reencontrarse con amigos, para desvirtualizarse y poner cara a algunos compañeros de redes sociales o conocer a otros y conversar de forma distendida, improvisando, dejándose llevar… Hay #momentosafortunados que deben apreciarse solo por poder disfrutar de ellos de forma natural y sencilla.Vino afortunado es un Verdejo, D.O. Rueda elaborado con una selección de viñas viejas. Un vino fácil, peligroso precisamente por esta cualidad, ya que su frescura invita a ser bebido. Forma parte del proyecto Viñedos Singulares, creado en 2007 por Luis y Carlos Barrero, que después de que una carrera de más de 25 años como distribuidores de vinos en Barcelona deciden lanzarse para crear unos vinos especiales con una imagen dinámica, sencillos pero equilibrados y, de esta manera, atraer al público joven e invitarlos a que el vino forme parte de su vida diaria, de sus reuniones, de sus conversaciones y de sus brindis.
Disfrutamos de uno de estos encuentros en Casa Conxita de los hermanos Reboll, también propietarios de la Bodegueta de Rambla Catalunya (un clásico de Barcelona) y la Bodegueta de Provença. Alrededor de la mesa y con copa de Vino Afortunado en mano empieza la noche y las conversaciones mientras degustamos algunas tapas y platillos compartidos entre todos.
Una selección de embutidos y queso payoyo, tartar de tomate, hummus con chistorra, verduras en tempura... Los platos van saliendo poco a poco, para no interrumpir la charla, a veces con el compañero de al lado o a veces con los del otro lado de la mesa. No éramos muchos, se trata poder relacionarnos entre todos, algo que con grupos numerosos es difícil. Continua la noche y la charla. Arroz cremosos con alcachofas y foie, tataki de atún y entrecot de buey siguen dando fondo al vino mientras que seguimos disfrutando tranquilos. Casi sin darnos cuenta, han pasado algunas horas desde que nos juntamos y se cierra la degustación con unos buenos postres, como por ejemplo una estupenda Coca de Llavaneres. Me gustó todo mucho y el vino aguantó perfectamente todo lo que tomamos, desde los entrantes hasta el postre. No entraré en el detalle de cada uno de ellos, esta vez, como os anunciaba, se trataba de gozar del compañerismo que se establece con esta reunión. Ese es el objetivo de vino afortunado para todos, desinhibirte (siempre con moderación), dejarte llevar por el encuentro, recrearse en el momento y provocar que te lamentes de que las horas pasen y la noche o el día, llegue a su fin.Esa noche, el #momentoafortunado consiguió su objetivo.