Hace un tiempo no paraba de encontrarme, en los blogs que frecuento, referencias a vinos elaborados con Garnacha blanca, una uva de origen español, mutación de la Garnacha tinta, bien adaptada a climas cálidos y secos, que da origen a vinos con cuerpo y elevada graduación.
Cenando el otro día en un restaurante, por cierto nada especial, y tras habernos decantado por platos a base de pescado, me encontré en la carta de vinos con un Priorat elaborado en su mayor parte con esta casta, por lo que nos decidimos a probarlo.
El Morlanda Blanco 2009 (DOCa Priorat, blanco fermentado en barrica, 85% Garnacha blanca, 15% Macabeo. Viticultors del Priorat) es un vino elaborado con el referido coupage, fermentado un 70% en depósitos a temperatura controlada, y el resto en barricas de roble francés. Esta elaboración da origen a un vino amarillo pajizo claro con algunos reflejos dorados. Con una nariz de buena intensidad y compleja, discretamente acre, dando a copa parada avellanas y pan, para dejar paso tras agitar, a fruta de hueso y herbáceos. En boca es seco pero con una ligera untuosidad, notándose un retronasal frutal, y con un final de duración media que deja un nada molesto amargor.
Un vino muy agradable, distinto, donde se deja notar el paso por las barricas. Con alguna nota amarga que puede no gustar a todo el mundo, pero con la suficiente frescura y complejidad para hacer disfrutar a la mayoría. Ah, no lo dejéis abandonado en la cubitera, porque empieza a perder su carácter al enfriarse demasiado.