Me parece ésta una cinta patética de la, en aquel entonces, encumbrada Mae West, famosa por sus diálogos "picantes", sus insinuaciones eróticas y socarronería. De acuerdo, había que sacudir a la puritanísima sociedad americana de entonces, pero había que tomarse la molestia de hacerlo bien, y las maneras de Mae son, desde el punto de vista actual, totalmente horteras .No es que se trate de una comedia. Es que se trata de una cinta que da risa: la forma macarra de caminar, el chicle invisible que anda mascando toda la película, los gestos de "sobrada", la supuesta perfección formal de sus carnes (no se me ocurre ninguna actriz principal de su época con tan mala hechura).
Pero Mae no es sólo lo peor de una cinta en la que apenas hay restos de naufragio. El guión está hecho por ella y para ella, y poco hay que decir de él, únicamente que un par de frases irónicas y chispeantes no hacen un guión, a lo sumo un gag. El control de la actriz sobre la dirección y el reparto deja a todo el equipo en un segundo plano, incluido un Cary Grant completamente deslucido en el que simplemente se limita a cumplir. No obstante, no obviaremos el mérito de Mae de su descubrimiento.
Los problemas que tuvo en su época con la censura son hoy célebres. Sin lugar a dudas, contribuiría a la aprobación del código Hays tan sólo un año después de estrenarse la película, código que impuso una serie de "reglas del juego" que marcarían el mundo de Hollywood hasta su sustitución, en el año 67, por el sistema de clasificación por edades.