Revista Cine

'Oh Boy!': El café como objetivo

Publicado el 26 enero 2014 por Cintasperdidas @cintasperdidas

'Oh Boy!': El café como objetivo

El director alemán Jan Ole Gerster ha elegido seguir el curso natural que debería tener toda carrera en el mundo del cine: su ópera prima trata sobre la búsqueda de motivación personal en la juventud, ése momento en que la sociedad obliga a tomar decisiones aunque aún no se sepa qué es lo que se quiere hacer ni dónde se quiere estar.

Triunfadora en los premios del cine alemán del año pasado, Oh boy! incide en un momento crítico vital en que conseguir un café puede ser la única razón para levantarse de la cama. Tom Schilling interpreta al joven que ronda la veintena, que aún vive de sus padres, que aún no sabe qué quiere hacer, que encuentra raros a los demás y que se siente implícitamente excluido en su propio entorno. Sin embargo, su vida no es tan ideal como cualquiera podría imaginarse: abandonó la carrera de Derecho hace dos años, tiempo durante el que se ha dedicado a ‘reflexionar’ y a encontrar su sitio. Cuando su padre se entera, le retira la pensión: a partir de ese momento de presión, tendrá que tomar una decisión. O al menos eso es lo que pretende su padre.

Rodada en un elegante blanco y negro, la cinta se impregna del espíritu casi derrotista de aquellos jóvenes que pueden permitirse vivir y pensar demasiado, en el periodo en que tener dudas parece cada vez más irrelevante y parece que cada vez corre más prisa eliminarlas. Esa presión, que parece hacer flotar al protagonista de mueca en mueca de indiferencia, está muy lograda por parte de Schilling a pesar de que sus compañeros de reparto no destacan en calidad interpretativa. Gerster, que también firma el guión, no pretende juzgar sino indultar a los pretendidos ni-ni (que el estado no implica la voluntad de serlo, amén).

Porque las 24 horas que nos enseña no son más que una continua observación de lugares y conversaciones, con ojo crítico, que el joven valora como posible lugar para sí mismo. Pero nada parece llenarle, excepto ese café que nunca consigue y que es lo más parecido a un objetivo a corto plazo que se permite tener.


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