Si para la pasada celebración de cumpleaños elegí un
champagne donde las uvas tintas tuviesen el protagonismo, para la cena del 14
de febrero, en la que iban a predominar los frutos del mar y, como dice un
amigo, los "bichos con concha", me decidí por la pureza de un blanc
de blancs.
En la década de los 60, Marc Hebrart decide empezar a
embotellar la producción de sus viñas en el Vallée de la Marne. Actualmente, su
hijo Jean-Paul es el responsable de la elaboración de las alrededor de 100.000
botellas que salen al mercado cada año.
Los viñedos están situados en Mareuil-Sur-Aÿ, entre
Reims y la Cote des Blancs, y el 99% son Premier Cru. En el viñedo se intentan
evitar tratamientos agresivos y el uso de pesticidas; la vendimia es manual,
seguida de una selección estricta. Fermentación por parcelas en pequeñas cubas,
vinificando algunos lotes en barricas usadas, y fermentación maloláctica para
todos los vinos. Con estas premisas, la casa elabora 5 cuvées, de los cuales dos
son con añada y uno rosé.
En nuestro caso, disfrutamos el pasado jueves del
Marc Hebrart Brut Blanc de Blancs (AOC Champagne, 100% Chardonnay, Champagne
Marc Hebrart). Un vino de color amarillo pálido, limpio y brillante, con
burbuja muy fina y continua que se eleva desde todo el fondo de la copa. La
nariz es elegante, con brioche y cítricos que van de la mano, y efluvios de
flores blancas que recuerdan al jazmín. En boca es fresco, seco, de buena
acidez, con un carbónico muy elegante y retronasal marcado por los frutos
secos y el pan tostado. Un blanc de blancs algo menos delicado que otros que he probado, lo cual
puede verse como un elemento de personalidad, y que puede deberse a lo
estrictos que son en la casa limitando el dosage.
Un muy buen champagne, que creo que va a mejorar con un
tiempo en botella. Ah, he leído que este productor está entre los favoritos de Jordi Melendo, y ese si que sabe de Champagne.