Título original: Pagafantas
Director: Borja Cobeaga
Guionistas: Borja Cobeaga
Diego San José
Intérpretes: Gorka Otxoa
Sabrina Garciarena
Óscar Ladoire
Michel Brown
Julián López
Kiti Manver
María Asquerino
Productores: Tomás Cimadevilla
Mercedes Gamero
Fotografía: Alfonso Postigo
Música: Aránzazu Calleja
Montaje: Raúl de Torres
Nacionalidad: España
Año: 2.009
Duración: 80 minutos
Edad: 7 años
Género: Comedia
Distribuidora: Vértice Cine, S. L.
Estreno: 03-07-2.009
Página WEB: Web Oficial de la película en España
Web Oficial de la distribuidora en España
Tráiler de la película en YouTube
Calificación:
Crítica: 5,654 Espectadores: 341.032
Vizcaya: 5,909 Recaudación: 2.002.538,61 €
España: Puntos (Popularidad):
Rugoleor: Índice de popularidad:
Sinopsis:
Chema lo ha dejado con su novia de toda la vida porque cree que puede aspirar a algo mejor, pero de momento no está teniendo éxito en sus escaramuzas nocturnas. Por eso, cuando conoce a Claudia, cree que su suerte ha cambiado. Ella es divertida, está cañón, y lo que es más importante, parece muy interesada en él. El problema aparece cuando se hace evidente que Claudia sí que quiere a Chema, le quiere mucho, mucho...pero ‘como amigo’. En ese momento Chema tendrá que decidir: o pasar de una chica con la que no tiene ninguna posibilidad o esperar agazapado y estar alerta a la primera oportunidad que surja para entrarle a Claudia.
Borja Cobeaga salta al largo para redefinir en pantalla el concepto que da título al film. Es decir, aquel chaval –entre tímido, patoso y poco agraciado (Gorka Otxoa)- que se enamora, entre otras, de la rubia de turno, sufriendo en silencio la etiqueta de amigo. De tan penosa situación derivan otros términos no menos curiosos, como koala, que se refiere al tierno abrazo amistoso, asexuado, que te dispensa la chica de tus sueños. Una modalidad de abrazo, que puede ser agravada con palmaditas en la espalda.
Crítica:
04.07.2009 – JOSU EGUREN
Sketches del desamor
Cobeaga repite con orgullo lo que puso en práctica en televisión, un tipo de humor blanco y cercano que se burla de lo cotidiano haciendo cómplice al espectador. En este sentido aprueba con nota, y si la sala se llena, “Pagafantas” garantiza la carcajada espontánea o, por contagio, nos hace reír. Otra cuestión es el camino que ha tomado el cortometrajista para dar el salto a un formato mayor. “Pagafantas” es una explanada audiovisual en la que sus personajes, psicológicamente estatuarios, se mueven empujados por unos diálogos de corte y confección.
Si el reto de Cobeaga era romper con la tradicional humorada patria lo ha logrado, si su meta son Ricky Gervais y Judd Apatow sólo ha cubierto 100 metros de la Marathon. Hereda los defectos que ya evidenciaban sus cortos, un buen planteamiento de base que no encuentra respuesta en su desarrollo. Economiza en la planificación de las secuencias aligerando el brote del gag, pero esa frugalidad le obliga a un continuo empalme de sketches para mantener atento al espectador. En “Pagafantas” hay mucho cuaderno de notas y poco story-board, algo de lo que se resiente todo el filme cuando decae el ritmo de la narración.
Sin duda el personaje más interesante es el de Óscar Ladoire, un Jack Lemmon con apartamento propio que trata de corregir un antiguo error. También brilla Gorka Otxoa, estoica víctima de unos guionistas que pinchan en carne propia, y en especial los dos secundarios importados desde 'Muchachada Nui'. Lo mejor: el texto, limpio de escatología, aunque más bien corto de la incorrección política que se le supone a un debutante señalado como estandarte de una nueva generación. Lo peor: una fotografía muy pobre que se ajusta al perfil antiépico de su personaje, pero que ahoga a la película bajo las hechuras de una película menor. Cobeaga se arriesga esquivando el tópico del 'Happy Ending', pero defrauda cuando se acomoda en esa tabla de multiplicar catódica desde la que construye todo su humor.