Aquí estoy de nuevo - feliz y repuesta, después de haber ganado un premio y de haber superado una angina que me tuvo a maltraer la última semana - para presentarte una nueva receta que puedas incluir en tu cuaderno o bloc de preparaciones sencillas favoritas.
Es que los premios nos llenan de dicha, orgullo y alegría, pero están ahí para marcarnos el camino a seguir: en mi caso, el desafío de continuar planteando una cocina, simple, muy sencilla, apta para principiantes, vegetariana y sana.
Aquí estamos en una típica tarde de otoño (Vale también para cualquier otra estación del año) y queremos endulzarnos el corazón con una preparación fácil y a prueba de errores (tiene sus pequeños secretitos, pero se los voy a contar toooodos) para acompañar el mate o el té, la merienda o el desayuno. Sano, súper sano. Rico, súper rico.
Antes que nada, encendé el horno. Como ya te comenté antes, cuando realicemos preparaciones de panadería o pastelería, debemos precalentar el horno. En este caso, a unos 180°C estará bien.
En una cacerolita, calentá 90 cc. de leche. Cuidá que no hierva y, ya fuera del fuego, añadile 3 cucharadas bien colmadas de miel (si es orgánica mucho mejor porque quiere decir que en el proceso entero de "fabricación" y "producción" no intervinieron agroquímicos o pesticidas de ninguna clase), 100 gramos de azúcar y 80 cc. de jugo de naranja. Mezclá muy bien hasta que la miel y el azúcar se disuelvan y añadí una cucharadita de extracto de vainilla.
En un bol, colocá la ralladura de 1 naranja y agregale la mezcla de leche con miel, azúcar, vainilla y jugo de naranja. Aparte, tamizá 250 gramos de harina leudante con 1 cucharadita de polvo para hornear y 1 cucharadita de bicarbonato de sodio (si no tenés bicarbonato, añadí 2 cucharaditas de polvo para hornear y listo). Incorporá a los líquidos los secos, tamizados previamente, alternándolos con 80 cc de aceite neutro (de maíz o girasol).
Una vez que la preparación esté bien integrada, volcala sobre un molde de budín de unos 30 cm. de largo previamente enmantecado (en mi caso enmargarinado) y enharinado. Llevá al horno por 20 minutos a temperatura de media para fuerte (220-230°C) y otros 20 minutos en un horno con temperatura de media para baja (160-180°C). La temperatura de los primeros veinte minutos será para ayudar con el calor del horno a que leve nuestro budín y los restantes 20 minutos, tendrá menos temperatura para completar la cocción de la pieza.
Una vez fuera del horno, dejalo enfriar, desmoldalo y servirlo espolvoreado con azúcar impalpable o con cacao amargo, o así desnudito y bien perfumado... Y ¡Voilá! Budinazo para cualquier ocasión.
Podés agregarle nueces, almendras o avellanas picadas gruesas, pasas de uva rubias o morenas, trocitos de chocolate...
Podés reemplazar la ralladura de naranja por ralladura de limón y utilizar, en ese caso, 160 cc. de leche. O reemplazar la naranja por mandarina que, también, quedaría muy rico. En fin, podés probar con variantes que te gusten o que se te vayan ocurriendo sobre la marcha...
Eso, sí, te aseguro que será un éxito de las reuniones familiares o un clásico para el té con amigas. El perfume a naranja y miel inundarán tu casa y tu corazón y la sonrisa se instalará en tu cara (y en la de todos los que lo prueben).
Disfrutalo y después me contás.