Paseando por el puerto de Garrucha (Almería) iba distraída con mi hija y una de mis hermanas, viendo puestos de artesanía. Cuando nuestros ojos ya estaban lo suficientemente saturados de pulseras, pendientes, espejitos y pañuelos, mi hermana Lourdes propuso ir a un mesón a tomarnos un vino. Nos dirigimos a un sitio en el mismo paseo marítimo y pedimos una clara y dos copas de Rioja…y ahí empieza la historia que voy a contar.
La persona que nos atendió era el dueño del mesón-restaurante, y amablemente nos dijo que los únicos vinos que tenía eran de la zona, ya que cuando decidió abrir su negocio lo hizo con un lema “De nuestra tierra”, y todos los productos que se consumían en el local eran productos de la zona, pero por supuesto buscando la excelencia.
¿Vino de Almería? Pregunté yo incrédula. Es la primera vez que lo oigo. Pero Alfonso (así se llamaba el mesonero), nos sirvió una copa de “Pasión Perfer 2008” y nos empezó a hablar de la excelencia de las bodegas Perfer, unas bodegas montadas en pleno desierto almeriense.
Lo primero que miré fue la etiqueta y me gustó la leyenda: El desierto no se somete, se amansa….
Así que cogí mi copa y di el primer sorbo… Me gustó, aunque me pareció un poco fuerte, pero en el segundo sorbo, con el vino ya aireado me pareció delicioso.
Alfonso, entre otras bondades de la tierra almeriense, nos contó que este vino es una selección Cabernet Sauvignon de 18 meses en barrica de roble americano y con persistencia de frutas del bosque.
También me gustó el texto que figuraba en la parte de atrás de la etiqueta y que transcribo aquí para vosotros.
Tierras de asilos inciertos, refugio de insumisos, tierras áridas hormigueantes de vidas secretas, de frutos improbables, país de viajes interiores, desde la noche de los tiempos el desierto ha fascinado a los hombres de perpetua búsqueda de si mismos. Es en esta tierra de rasgos hostiles, a los que sólo las piedras parecen poder sobrevivir, es donde la bodega Perfer ha elegido plantar sus viñedos.
Es ahí, bajo el ardiente sol, donde se elabora este vino único y mágnifico, donde alimentado por el alma del desierto y por la sangre de la tierra, cargado por la memoria, humildad y pasión de los hombres a su servicio este vino, trago de historia y de autenticidad es el vino del desierto.
Ya sabéis, en España tenemos buenos caldos en muchos rincones, así que habrá que intentar descubrirlos.