Formas de preparar el pollo hay cientos, miles diría yo, pero andaba buscando una que diese una jugosidad extra a la pechuga de pollo, de por sí algo seca, al estar exenta de grasa casi en su totalidad.
Y es ahí donde nació la idea de empaparla en leche previamente antes de pasarla por la sartén con no demasiado aceite.
El resultado es bastante bueno: sale una pechuga de pollo nada seca. Objetivo cumplido😉
Pechuga de pollo a la leche
- Dificultad: Fácil
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Tipo de receta: Cocción/Fritura
Tiempo empleado:
- Preparación: 5 minutos
- Cocción/fritura: 35 minutos
- Tiempo total: 40 minutos
Porciones: 2
Información nutricional por cada porción:
- Calorías: 545
- Grasas: 17,1g
- Carbohidratos: 46 g
- Proteína: 51,8 g
INGREDIENTES:
- 2 patatas medianas
- 2 pechugas de pollo
- Un poco de harina
- Un puñado de guisantes
- Un poco de leche
- Sal
- Pimienta negra recién molida
PASOS:
- Cocemos 2 patatas medianas en agua con algo de sal.
- Así que empiece a hervir contamos unos 25-30 minutos.
- Partimos de dos pechugas de pollo y las cortamos a lo largo en dos pedazos, cada una.
- Las salpimentamos.
- Echamos leche abundante en una fuente y colocamos en ella las pechugas de pollo.
- Cocemos un puñado de guisantes durante unos 5 minutos.
- Pasado el tiempo de cocción de las patatas, vamos a freír el pollo.
- Cubrimos el fondo de una sartén de aceite de oliva virgen extra.
- Vamos sacando las pechugas de pollo de la leche y las vamos pasando por harina.
- Las doramos en el aceite no muy alto de temperatura, por los dos lados.
- Pelamos las patatas y las cortamos en dados no muy grandes.
- Pasamos por una sartén con 2 cucharadas de aceite los dados de patata junto con los guisantes.
- Sacamos las pechugas de pollo doradas de la sartén y las emplatamos junto con la guarnición de patata y guisantes.
Vamos allá con el paso a paso fotográfico:
Empezaremos cociendo las dos patatas, ya que es lo que más tiempo nos llevará. Las cubrimos de agua con dos dedos más y las ponemos a hervir con un poco de sal y sin pelar, para que no pierdan su fécula. Desde el momento que empiecen a hervir contamos unos 25-30 minutos.
Mientras tanto vamos preparando las pechugas de pollo, en mi caso, siempre que puedo, de crianza ecológica, más respetuosa con el medio ambiente.
Les cortamos la grasa que puedan traer.
Normalmente vienen como si fuesen dos hojas de un libro abierto. Las separamos por esa mitad.
Las vamos a salpimentar.
Por ambas caras y con pimienta negra, preferiblemente siempre recién molida.
Entonces las sumergimos en una fuente en la que echamos leche previamente. Las tendremos ahí el tiempo que dure el cocer las patatas.
Debe haber leche suficiente para cubrirlas o casi, pues les daremos la vuelta a mitad de tiempo, para que se empapen bien de leche por todo.
Vamos a cocer un puñado de guisantes, unos 70-75 g. Estos son congelados. Calentamos agua en un cazo y cuando empiece a hervir los añadimos. Esperamos que vuelva a hervir y dejamos así unos 5 minutos.
Pasados los 25-30 minutos comprobamos si ya va la patata clavando un cuchillo. Si sale fácilmente es que ya va. En caso de que se quede clavado y le cueste desprenderse, entonces es que le falta un poco todavía.
En una sartén amplia vamos a cubrir el fondo de aceite de oliva virgen extra, Hojiblanca en mi caso, y calentamos para freír el pollo.
Vamos sacando de la leche nuestras porciones de pechuga de pollo y las vamos pasando por harina, sacudiendo bien para que se le caiga la que cojan de más.
Las freímos un poco por ambas partes sin llegar a quemarlas. Mejor a fuego medio/alto, pero no al máximo. Es algo que ya podréis ver vosotros: si se pasan muy rápido es que tenéis el fuego muy alto.
Ya se van dorando por los dos lados. Recordad que nos interesa la pechuga de pollo jugosa, no seca.
Mientras tanto vamos a pelar nuestras patatas cocidas, después de dejarlas enfriar un poco.
Aquí podríamos ir haciendo bolas muy bonitas con el utensilio que hay para ello, pero me parecía que iba a desperdiciar demasiada patata y no tenía ganas de hacer puré u otras cosas con la patata que sobrase. Tiré por el camino fácil: cortar la patata en dados. Así se aprovecha toda.
Una vez que las pechugas de pollo estén doradas las sacamos.
Le damos un golpe de calor rápido a nuestras patatas cocidas con los guisantes en una sartén con 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra.
Colocamos en un plato o en una fuente las porciones de pechuga de pollo y acompañamos de la guarnición de patata y guisantes.
Y esto era todo.
Ya veis que no es tan difícil conseguir un pollo que no se quede seco, aunque sea la pechuga, normalmente no tan jugosa como el muslo, al llevar menos grasa, piel o huesos.
Cuéntanos como te gusta a tí preparar el pollo, seguro que tienes algún truco especial que nos pueda servir a los demás.
Buen provecho internautas, nos leemos en la próxima entrada😉
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