1 cucharada sopera de cacao puro en polvo
250 gr. de Mascarpone (u otro queso cremoso, vegano o no)
35 gr. de eritritol o xilitol u otro edulcorante
Mezclar todos los ingredientes salvo las claras.
Añadir las claras montadas poco a poco con movimientos envolventes.
Cubrir de papel de horno una bandeja de horno y repartir la masa de forma que cubra prácticamente toda la base.
Hornear unos 12 minutos a 180ºC con calor arriba y abajo sin aire.
Con el bizcocho aún caliente, quitar el papel y ponerlo en otro limpio y enrollarlo, y luego desenrollarlo, para que coja la forma y no se rompa luego.
Con ayuda de una cucharilla repartir el café junto con el extracto de almendra (optativo) mojando el bizcocho.
Espolvorear cacao sobre el café
Mezclar el edulcorante con el queso, repartir sobre el cacao.
Enrollar el bizcocho como si fuera un brazo de gitano, presionando ligeramente, cerrarlo con film transparente y dejar enfriar una hora en la nevera.
Fundir el chocolate puro.
Cortar el bizcocho en rodajas de 3 cm. y pintar un lateral con chocolate.
Reservar en la nevera hasta que cuaje.
Sacar los pastelitos de la nevera, colocarlo sobre una rejilla con el chocolate hacia abajo, cubrir el resto con chocolate fundido y dejar que enfriar en la nevera.
Se puede decorar con leche condensada saludable o con chocolate blanco sin azúcar fundido o dejarlos tal cual.