Por más que he buscado, no he dado con quien escribió que la poesía era un misterio ahondándose en otro, un atributo de la divinidad, añado yo, que a veces me pongo místico sin que se me rompa el corazón por esa visión periférica y celestial. En cierto modo, Dios (caso de que haya uno, qué podríamos usted que lee y yo que escribo sobre esa contingencia teórica) es un poema perfecto.