(03/11/2011, Marek Lehnert, Roma)
El día de Todos los Santos, el capitán Tadeusz Wrona consiguió tomar tierra con un avión ocupado por 231 pasajeros sin el tren de aterrizaje. Hasta ahora se pensaba que su pericia y experiencia habían ayudado a obrar el milagro, pero recientemente se ha descubierto que a bordo se encontraba un sacerdote que llevaba consigo las reliquias de Juan Pablo II. Los medios de comunicación y la red están hablando del “milagro” del beato Woityla.
El pasado lunes, 1 de noviembre, festividad de Todos los Santos; un Boeing 767 de las líneas aéreas polacas LOT, proveniente de Newark en Estados Unidos, consiguió aterrizar sin el tren de aterrizaje en el aeropuerto Okęcie de Varsovia. Más de 230 pasajeros y once miembros de la tripulación salieron ilesos de esta maniobra de alto riesgo, que se realizó por primera vez en Polonia. El mérito fue enseguida atribuido al comandante Tadeusz Wrona, piloto con quince mil horas de vuelo, gran parte de las mismas en la cabina de aparatos de este tipo. Sin embargo, no habían pasado ni siquiera 24 horas de este final feliz y se empezó a hablar de un milagro. En el avión se encontraba el padre Piotr Chyła, redentorista, que regresaba a su patria desde América. El sacerdote llevaba consigo las reliquias de Juan Pablo II, pero no ha querido decir de que reliquias se trataba exactamente. A pesar de sus repetidas declaraciones hechas dirigidas a no atribuir la salvación al Papa Beato, en los medios de comunicación y sobre todo en internet, en este momento no se habla de otra cosa.Con ocasión de la memoria litúrgica del beato Juan Pablo II, celebrada por primera vez el 22 de octubre pasado, agencia KAI del obispado polaco calculó que son setenta el número de iglesias y capillas que poseen sus reliquias. Además de los restos mortales, sepultados en la basílica que San Pedro, sin ser divididos como se había pensado en un primer momento (el obispo Tadeusz Pieronek incautamente anunciaba en abril del 2008 la llegada del corazón del papa polaco destinado a ser colocado en la catedral del castillo de Wawel, en Cracovia), se trata de sangre y cabellos, que siendo parte de su cuerpo, se consideran de primera categoría; los objetos usados por el beato, como por ejemplo paramentos, mitra y pastoral, se consideran de segunda categoría. Como subraya la KAI, las reliquias de sangre y cabellos del beato, son dispensadas por sus dos exsecretarios: el cardenal Stanislaw Dziwisz, arzobispo de Cracovia y monseñor Mieczysław Mokrzycki, arzobispo latino de Leopolis, en Ucrania.
Según el comunicado de la Oficina de Prensa de la Santa Sede hecho público el 26 de abril de este año, pocos días antes de la beatificación del papa polaco, “en los últimos días de enfermedad del Santo Padre, el personal médico encargado realizó extracciones de sangre para ponerlas a disposición del Centro de Hemotransfusiones del Hospital Bambin Gesu para ser usadas en caso de una eventual transfusión… Sin embargo no hubo necesidad de ninguna transfusión, y la sangre extraída permaneció conservada en cuatro pequeños recipientes.
Dos de ellos quedaron a disposición del secretario particular del Papa Juan Pablo II, el cardenal Dziwisz; los otros dos quedaron en el hospital Bambin Gesu”. En Polonia se habla de la fecha de esta extracción – el 2 de abril de 2005, pero se habla también de otra toma de sangre realizada en el policlínico Gemelli “antes de la traqueotomía”, es decir, en febrero de ese año (pero hay quien dice que fue hecha después de esta intervención).