Ya sé. Hoy es lunes; por lo tanto, no es común que nos encontremos por aquí hasta los días jueves (más o menos porque hubieron algunos viernes y algunos faltazos justificados, pero faltazos al fin en estos casi 2 años de blog). Sin embargo, cuando llega diciembre el ritmo de este espacio de cocina entre amigos (mi cocina, mi lugar de trabajo, mi PC y mi vida, claro) se alborotan un poco más de lo normal porque tenemos ya cerca, pisándonos los talones, a las fiestas: Navidades, brindis y reuniones por fin de año de cuanto grupo en el que participamos se les ocurra. No sé si en todas partes del mundo es así, pero aquí en Argentina celebramos el haber compartido todo un año juntos con algunos festejos adelantados. Por eso, las últimas semanas del mes se vuelven una sucesión de reuniones, comilonas y brindis varios con los compañeros de trabajo, los "muchachos" del fútbol de los martes a la noche, las compañeras de cerámica, las amigas del colegio, los amigos de la infancia, los ex compañeros de trabajo con los que nos seguimos hablando, las chicas del gimnasio... y queremos anticiparnos, preparando con tiempo algún nuevo plato para presentar en la mesa familiar, regalando alguna delicia hecha con nuestras propias manos, complicándonos poco en la cocina, luciéndonos en la mesa. En fin... Por todo eso es que, tal como se los adelanté la semana pasada, este mes Bouquet Garni Recetas se viste de fiestas con preparaciones dulces para presentar, convidar, regalar, llevar de visita o incorporar en nuestro menú de Nochebuena o de Año Nuevo.
Para comenzar quiero presentarles un postre sencillo de preparar, que seguro le gustará mucho a la mayoría de los comensales, y que funciona perfecto tanto para el caluroso clima que soportamos en esta parte del planeta por estas épocas como para quienes viven la Navidad bajo la nieve.
El Risalamande es un postre típico de las Navidades en Dinamarca, aunque con mínimas modificaciones también se come en Suecia y en Noruega. Riz à l'amande significa "arroz con almendras" ¿Ya van entendiendo por qué dije que le gustaría a la mayoría de los comensales? Es que este postre tiene como ingredientes principales arroz, almendras y una salsa deliciosa con frutillas y confitura que los dejará con la boca abierta (y la cuchara en alto, pidiendo otra porción).
Esta es la lista de ingredientes para realizar esta receta.
Nos ponemos manos a la obra para preparar un postre cremoso, perfumado, de textura suave y con el toque justo de acidez, capaz de nivelar el dulzor dominante en la receta.
En una olla, colocá 400-500 cc. de leche descremada, 1 taza de arroz blanco (arborio o similar), 1/2 taza de azúcar orgánica y una pizca de sal.
Cociná a fuego medio, revolviendo de vez en cuando para que no se pegue, hasta que el arroz esté tierno.
Luego, apagá el fuego e incorporá 1/2 tapita de extracto de almendras. Mezclá bien y dejá enfriar.
Aparte, prepará la salsa que acompañará al postre. Para ello, en una ollita disponé 250-300 gramos de frutillas congeladas, cortadas en mitades, junto con 250 gramos de confitura de frutillas (en mi caso era una confitura orgánica artesanal de frutillas y arándanos al Oporto, deliciosa) y a fuego bien bajo dejala por algunos minutos hasta que pierda su consistencia, logrando una textura más fluida.
Una vez que el arroz con leche se enfríe, incorporá con espátula 200 ml. de crema de leche light batida a medio punto (si lo preferís, puede ser chantilly) y almendras picadas de manera grosera para que se sientan los tropezones al comerlo.
Llegó el momento de servir. En copas individuales presentá el arroz con almendras y disponé por encima la salsa de frutas que puede estar caliente o fría. También puede servirse en una fuente, decorado con la salsa y cada comensal tomará de allí su porción.
El postre es bien simple de realizar: si sabés preparar la base de un arroz con leche tradicional, podés hacerlo. Sin embargo, el toque de la salsa de frutas y la base de la confitura (en su lugar puede ser una mermelada) le confieren una textura mucho más interesante. Al mismo tiempo, al momento de comerlo, el perfume de las almendras, entremezclado con las frutas, y los tropezones de fruta seca le aportan más matices que enriquecen el plato.
En Dinamarca este postre suele presentarse con salsa caliente de frambuesas o cerezas, sirviendo como broche de oro de las celebraciones de fin de año en el período que se denomina "Julefrokost", en el que se suceden fiestas y festejos que realizan las comunidades danesas en el mundo entero semanas antes de la propia Navidad, celebrando con bebidas y comida típica.
La tradición indica que debe esconderse dentro del Risalamande una almendra entera justo antes de servirlo. De ese modo, la persona que la encuentre estará destinada a tener suerte para el año que comenzará pronto. Además, muchas veces también recibe alguna clase de premio o regalo; por ello, es muy común que los adultos escondan la almendra en la porción de los más pequeños de la casa.
A propósito de los más chicos: en Nochebuena, los niños daneses suelen dejar alguna porción de Risalamande en la cocina de sus casas para tentar con este postre a los elfos que asisten a Papá Noel, consiguiendo así que les dejen mejores regalos.
Me despido hasta la próxima receta navideña, deseando que pasen un día hermoso. ¡Bon appétit!