En el golfo de Vizcaya y a orillas del Cantábrico, al norte de la península, y a tan solo 20km de la frontera con Francia, se encuentra San Sebastián. La ciudad se extiende por una bahía de arena blanca entre los montes Urgull e Igeldo. Edificios elegantes y señoriales, y modernos barrios convierten a esta ciudad en una de las más atractivas del litoral cantábrico y una de las más bellas de España que ha sido nombrada Capital Europea de la Cultura 2016.
Con una ordenada distribución urbana y cortas distancias, es perfecta para recorrerla a pie, con amplios espacios peatonales y paseos. Además, en los últimos años es todo un referente gastronómico. La ciudad posee 15 estrellas Michelín repartidas en 7 restaurantes, y es de sobra conocida por sus famosos pintxos, sobre todo en los bares de la parte vieja.
El viernes por la tarde visitamos la parte vieja donostiarra
El Casco Viejo de San Sebastián está formado por estrechas calles situadas al pie del monte Urgull y es el lugar perfecto para pasear. El corazón de la Parte Vieja lo ocupa la plaza de la Constitución, de estilo neoclásico, cuyo edificio central fue hasta la década de los cuarenta el Ayuntamiento de San Sebastián. Hoy es un lugar lleno de vida, escenario de las fiestas locales más importantes.
En la Parte Vieja están también las dos iglesias más antiguas de la ciudad. La Iglesia de San Vicente fue construida durante la primera mitad del siglo XVI bajo el estilo gótico y en su interior se esconde uno de los mejores retablos del románico. La Basílica de Santa María es una impresionante obra barroca del siglo XVIII que preside la calle Mayor.
De esta obra de arte destacan la fachada barroca de estilo churrigueresco y el retablo mayor. La nave principal está dividida en tres naves, que a su vez se pueden dividir en 4 zonas teniendo como ejes los pilares de la nave. Las bóvedas están sostenidas por muros con pilares a modo de contrafuertes. Además junto a la pila bautismal, se puede contemplar una escultura en forma de cruz de Eduardo Chillida.
En la parte vieja encontramos también el Museo San Telmo, antiguo convento dominico del siglo XVI, resultado de un largo proceso de modificaciones sucesivas que han alterado parcialmente su carácter físico y funcional. Fusiona los estilos gótico y renacentista, siendo un ejemplar único en la arquitectura guipuzcoana. Una de sus peculiaridades es la ubicación del claustro, erigido al pie de la iglesia en vez de en el lateral, debido a la proximidad del monte Urgull.
El nuevo pabellón de San Telmo, diseñado por los arquitectos Nieto Sobejano, se diluye entre el paisaje urbano y el monte Urgull y ofrece como primera visión un nuevo muro vegetal, profundo y ligero, que oculta en su interior dos nuevos pabellones que dan acogida a la exposición permanente y a las exposiciones temporales.
El Mercado de la Bretxa es uno de los mercados más tradicionales de Donostia. Originalmente construido en estilo clasicista, inspirado por las antiguas Roma y Grecia, y utilizando principalmente piedra y hierro para su construcción, todavía contiene un mercado que merece la pena visitar.
Cenamos en Restaurante La Fábrica
Situado en el Casco Viejo de San Sebastián, este restaurante tomó su nombre de la fábrica de cerveza que ocupaba el lugar anteriormente. Ofrece comida tradicional en una atmósfera agradable. Inaugurado en 2005, está integrado por un joven equipo dirigido por el cocinero Iñigo Bozal. Una opción estupenda.
C/ del Puerto, 17
Nos alojamos en el hotel Astoria7
Enclavado en el edificio que albergaba los cines Astoria, este original hotel sorprende por la singularidad y calidez de su decoración. Cada una de sus 102 habitaciones está dedicada de manera única e individual a una estrella, actor o director de cine que haya estado presente en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián a lo largo de su historia.
Dispone de una biblioteca de libros y películas a disposición de los clientes para ver en las habitaciones. Todo en este hotel está relacionado con el cine, desde las butacas de la recepción, hasta las pizarras de la cafetería, pasando por frases célebres en los pasillos, incluso el “no molestar” de las habitaciones, las imágenes de películas en blanco y negro proyectadas en el lobby, la figura de Hitchcock descansando en uno de sus sillones o la evocadora frase “¿Qué estrella le acompañará esta noche?” coronando la recepción.
C/ de la Sagrada Familia, 1
El sábado por la mañana visitamos la bahía de la Concha
La Concha es una de las playas de ciudad más bonitas de Europa. Está adornada por lujosas mansiones que se elevan en la colina. Además, hay otras dos playas en San Sebastián, Ondarreta y Zurriola, muy popular entre los surfistas.
El paseo marítimo está compuesto de varios tramos con nombres distintos. Comenzando por el este, en las faldas del monte Urgull, el paseo recibe el nombre de Paseo Nuevo. Tras él, el paseo discurre por el pequeño puerto pesquero de la ciudad, y posteriormente y a la altura del edificio del Ayuntamiento comienza el Paseo de La Concha, probablemente el más famoso de España. A lo largo de este paseo y hasta el final de la bahía se encuentra la famosa barandilla de La Concha, diseñada por Juan Rafael Alday e instalada en la década de 1910, una ornamentada barandilla blanca que se ha convertido en símbolo de la ciudad.
La reina regente María Cristina popularizó la Concha a mediados del siglo XIX y declaró San Sebastián la capital de veraneo de Europa. La ciudad se puso de moda y la aristocracia empezó a visitarla y a construir mansiones en los alrededores de la playa, muchas de las cuales todavía pueden ser vistas hoy en día. Fue entonces también cuando el balneario La Perla fue abierto y se hizo famoso como uno de los mejores de Europa.
Avanzando en sentido oeste se alcanza el Paseo de Miraconcha, que finaliza en el Palacio Real de Miramar, una mansión de estilo inglés situado en uno de los rincones más bonitos San Sebastián, construido a finales del siglo XIX por la reina regente María Cristina como residencia de verano de la monarquía española y diseñado por el arquitecto Selden Wornun.
El paseo marítimo al borde de la bahía finaliza en el conjunto escultórico de El Peine del Viento, diseñado por el donostiarra Eduardo Chillida, siendo probablemente una de sus obras más importantes y conocidas. Está compuesto por tres esculturas de acero, de 10 toneladas de peso cada una, incrustadas en unas rocas que dan al mar Cantábrico.
En nuestro paseo, nos acercamos al Ayuntamiento en una magnífica ubicación. Originalmente fue un casino que en su día acogió las fiestas de la Belle Époque, cuando la burguesía y aristocracia europeas veraneaban en San Sebastián. Es en 1947 cuando empieza a utilizarse como Ayuntamiento, que hasta entonces había estado ubicado en la Plaza de la Constitución.
En esta zona de nuestro paseo llegamos al Teatro Victoria Eugenia que fue inaugurado en 1912 y se caracteriza por una mezcla de estilo neorenacentista y neoplateresco. Desde su apertura, ha sido testigo de los eventos culturales más importantes de la ciudad, como el Festival de Cine de San Sebastián.
Ruta de Pintxos por la Parte Vieja de San Sebastián
Uno de los tesoros gastronómicos de San Sebastián son sus famosos pintxos, miniaturas culinarias que van desde la originaria rebanada de pan con algo por encima, hasta las pequeñas creaciones de la alta cocina en miniatura. Ir de pintxos por la Parte Vieja donostiarra es una forma de conocer esta cultura.
Similares a las tapas, los pinchos son generalmente más pequeños y vienen servidos sobre un trozo de pan o atravesados por un palillo. En el País Vasco no hay nada más típico que entrar en un bar y encontrar toda la barra cubierta con platos llenos de variedades de pinchos. Van desde los más tradicionales hasta los más sofisticados experimentos de alta cocina.
Normalmente la gente local va de bar en bar saboreando uno o dos pinchos junto con un vaso de Txakoli, Rioja o cerveza en cada uno. Esto es conocido como pintxo-pote un deporte muy popular y muy competitivo. Los bares y tabernas “pelean” por los trofeos que son repartidos anualmente para los mejores pinchos de cada pueblo o ciudad. Los bares intentan constantemente superar a sus competidores y de esa manera, continúan satisfaciendo al exigente público que se deleita con sus especialidades vanguardistas.
Por destacar algunos: La Cuchara de San Telmo (carrillera, bacalao confitado, manitas de ministro), Borda Berry (kebab de costilla ibérica, oreja de cerdo crujiente), Bar la Viña (revuelto de hongos, tortillas y una tarta de queso antológica que venden para llevar), Bar Txalupa (merluza con cebolla caramelizada, queso de cabra con mermelada de tomate, foie a la plancha), Gambara (setas a la plancha, tartaleta de txangurro, mini cruasanes, huevas de merluza), Txepetxa (surtido de anchoas frescas, en particular con jardinera y con centollo, sobre pan tostado caliente, una delicia), A fuego negro (especialidades creativas en constante cambio, ensaladas, arroces, huevos con jamón), El Tamboril (anchoas frescas rebozadas, buñuelo de bacalao con vizcaína, pimiento relleno de bacalao), Gandarias (revuelto de bacalao, croquetas de jamón), Bernardo Etxea (tartaletas de hongos y bacalao, pulpo a la gallega), Zeruko (especialidades creativas, hoguera de bacalao, rosa de bogavante)…
El sábado por la tarde paseamos por zona romántica, visitamos la Catedral y el Monte Urgull
La parte de la ciudad situada al sur del Casco Viejo es conocida como el Centro Romántico. Un barrio lleno de preciosos edificios de finales del siglo XIX con el estilo parisino que destila la ciudad, merece la pena pasear por aquí.
Callejeando nos acercamos a ver la Plaza Guipúzcoa, una encantadora plaza presidida por el edificio de la Diputación, en estilo neoclásico, diseñado en 1878 por el arquitecto municipal José de Goicoa y cuya construcción culminó en 1885.
La Catedral del Buen Pastor también se encuentra dentro del centro romántico y es el ejemplo perfecto de las influencias europeas que ayudaron a moldear la ciudad de San Sebastián durante la segunda mitad del siglo XIX. Construida en el siglo XIX, su estética ojival está inspirada en las iglesias medievales de Alemania y Francia, como prueba la afilada aguja que corona el edificio y que le proporciona la categoría de más alto de San Sebastián.
Obra del arquitecto donostiarra Manuel de Echave, posee planta rectangular y simétrica, de cruz latina y con tres naves, transepto y presbiterio. Está construida con sillería de piedra arenisca procedente de las canteras del monte Igueldo y dotada de abundantes elementos decorativos tales como vidrieras, gárgolas, pináculos, etc.
Presenta tres naves con crucero, pero no dispone de girola. Dos rosetones cierran el crucero. Bajo ellos el proyecto inicial contemplaba sendas puertas que fueron sustituidas por retablos. Merece particular mención el órgano de la catedral considerado uno de los más grandes de Europa. Desde 1953 ostenta el rango de catedral. Su fachada está frente a la barroca de Santa María.
Nos acercamos hasta El Monte Urgull. Este es el monte que está justo al otro lado de la bahía y desde él tendremos otra perspectiva de la ciudad. Se sube andando desde la parte vieja de Donostia y se tarda aproximadamente 20 minutos hasta la cima. El monte ofrece muchos senderos y caminos por los que perderse y disfrutar de la naturaleza.
Históricamente, el Monte Urgull ha servido como un importante punto estratégico de defensa para la ciudad y especialmente para el casco viejo, establecido a los pies del monte. A día de hoy, todavía es posible ver cañones y restos de la muralla medieval que rodeaba la ciudad.
Cenamos en Restaurante Arzak
Todo un lujo para los sentidos. Se trata del restaurante del mundialmente conocido Juan Mari Arzak, considerado uno de los mejores restaurantes del mundo. Galardonado con 3 estrellas Michelín, el restaurante ofrece cocina vanguardista con espíritu vasco, en continua evolución y renovación.
Instalado en una casona centenaria que sorprende con un pequeño bar de espera y dos salas de estética moderna. Encontraremos una excelente cocina de autor elaborada entre padre e hija, un taller de investigación y una completísima bodega.
Avda. Alcalde José Elosegi 273
El domingo visitamos la arquitectura contemporánea de San Sebastián
Visitamos el Palacio de Congresos y Auditorio Kursaal. El autor de esta singular obra es el arquitecto Rafael Moneo, que diseñó dos cubos de vidrio translúcido como “dos rocas varadas” en un intento por “perpetuar la geografía y, en la medida de lo posible, subrayar la armonía entre lo natural y lo artificial”.
El edificio ha sido distinguido con el Premio de Arquitectura Contemporánea Mies van der Rohe, de los más importantes concedidos en Europa, por “el carácter excepcional” del proyecto y su “innovación conceptual, estética, técnica y constructiva”.
Es un complejo arquitectónico fruto de un ambicioso proyecto con el que se dota a la ciudad de una infraestructura moderna e innovadora para la celebración de congresos y actividades. Está constituido por dos grandes volúmenes prismáticos que emergen de una plataforma. Cada “cubo” está formado por un prisma que configura interiormente una sala. Entre estos dos cubos se forma una gran superficie o terraza con vistas al mar.
Dispone de auditorio, situado dentro del “cubo” grande, el más cercano al río, y es el empleado para grandes eventos; sala de cámara, en el cubo pequeño, salas polivalentes y de exposiciones. Así mismo dispone de un restaurante regentado por Andoni Luis Aduriz.
El Basque Culinary Center nació en 2009 como un ambicioso proyecto de formación, investigación e innovación, destinado al desarrollo del sector gastronómico, con una clara vocación internacional y bajo la idea de relacionar la cocina con la gestión, la ciencia y otras disciplinas. Diseñado por el estudio VAUMM, el edificio se integra orgánicamente con su entorno, aprovechando el desnivel de la ladera para organizar el espacio interior de arriba (zona de acceso, restaurante…) hacia abajo (aulas y laboratorios).
El edificio sede la Junta General de Guipúzcoa se conforma a partir de una piel exterior que combina a partes iguales piezas ciegas, de acero corten, con piezas vidriadas, transparentes o translúcidas según zonas. Estas piezas envuelven todo el edificio como un revestimiento unitario que se combina con otros dos cierres de fachada con paramentos de piedra translúcida. Alabastro en los cierres principales del edificio combinados con otros totalmente vidriados que se abren a los patios-jardín interiores, así como a la plaza pública central, volcando todas las áreas de trabajo abiertas hacia ella, y protegidas por dobles fachadas de vidrio y celosías de tejidos metálicos, dotando a este espacio interior de un carácter abierto.