Revista Cine

Recordando algunas escenas antológicas: El lamento de Jack

Publicado el 05 octubre 2010 por Cinefagos

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James Cameron, parafraseando a Goddard, dijo que el cine es una mentira veinticuatro veces por segundo, y nunca ha estado más acercado decirlo que en el ámbito del stop-motion, una técnica que consiste en fotografiar individualmente cada fotograma para, al unirlos, dar la ilusión de movimiento. Esta técnica es compleja y tediosa, y vistas las facilidades de la animación en 3D generada por ordenador, casi parece condenada a la extinción. Sin embargo existen auténticos profesionales que se encargan de dar vida a unas figuras de plastilina y que pueden llegar a las cotas de “Pesadilla antes de Navidad”, una película tan especial que es un caso único en cuanto a la publicidad. Aunque fue dirigida por Henry Selick, todo el peso de la autoría recayó sobre las manos de Tim Burton, pero años más tarde, cuando Selick presentó “Los mundos de Coraline”, logró que se reconociera el mérito por haber creado una serie de personajes icónicos como Sally, la muñeca de trapo, o Jack Skelleton, que desde que vieron la luz en forma de una de las más fascinantes aventuras de animación que yo recuerde, no han dejado de forrar carpetas, mochilas y sábanas de adolescentes de estética emo y, (por desgracia muchos menos) personas que realmente valoran esta película.

Desde hace un tiempo a esta parte, la versión “vaga” de la tribu urbana gótica, ha elegido a Jack como su icono preferido, y he conocido a varias personas que se plagan la ropa con las imágenes de la película pero que luego a la hora de la verdad serían incapaces de sentarse a verla. Pero también hay un pequeño colectivo de fans de la película que no entienden que se les relacione con un grupo tan elitista como mal peinado y gozosamente melancólico cono ese, y que reivindican “Pesadilla antes de Navidad” como lo que es, no una marca de ropa que adorna fundas de teléfonos móviles y bolsos, sino una maravilla de la técnica capaz de crear a un personaje tan carismático como lo es el bueno de Jack y su obsesión por la Navidad.


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