Parece que los tiempos nos empujan hacia los grandes espacios: lugares donde sobran los metros cuadrados y la sensación de vacío nos invade acentuada por la decoración minimalista. La tendencia de los grandes locales con muy pocas mesas se impone con el objetivo de convertir el hecho mismo de comer en una especie de ritual casi sacramentado.
Comer sigue siendo, sin embargo, una necesidad que nutre nuestro organismo pero también adereza el espíritu y sugiere encuentros interesantes con los comensales que nos acompañan. A veces, la mejor compañía ante un plato puede ser uno mismo. Comer solos nos ayuda a focalizar los sentidos hacia el disfrute de lo emplatado, evita las distracciones de la conversación y diluye el condicionamiento de la opinión del otro. Pese al placer que puede suponer compartir velada con un salmón en tres cocciones o una lubina en papillote de arroz, sería excesivamente egoísta no disfrutar de la cocina del Fulla d’Ostra sin una buena conversación que nos sirva de excusa para comentar la estrechez de este diminuto pero fascinante restaurante de Barcelona.
No habrá espacio en esta noche para grandes puestas en escena y servicios opulentos pero la atención de sus propietarios y su mimo por los detalles compensará la disposición de sus mesas en renglón camino de la cocina. Cada elemento que compone la mesa tiene algo singular, que solo es perceptible si nos detenemos a observarlo resiguiendo los surcos de la cristalería, el colorido de los óleos que cubren sus paredes y la frescura de las flores naturales que invaden esta bombonera repintada de blanco y cristal.
Este espacio gastronómico tiene, además, un guardián de las esencias que acompaña sin distraer a sus clientes en la elección de un buen vino o en la difícil decisión que supone siempre un menú degustación trufado de increíbles propuestas emplatadas con estilo y sutileza por el chef Marcelo. No hará falta preguntar para descubrir embobados la historia del jefe de sala que nos sirve esta noche. Su paso por la ópera ha dejado huella en su vida y también en este proyecto que comparte con quien está al mando de la cocina. Brasil, Chile, Francia y el Mediterráneo imprimen el carácter de esta ermita gastronómica de la calle Amigó de Barcelona.
Ficha técnica:
Restaurante: Fulla d’ostra
Tipo de cocina: Bistró gastronómico
Dirección: Carrer d’Amigó, 39 (Barcelona)
Precio medio: 90 € (Menú degustación, sin bebida)
Web: http://www.fulladostra.com/
Reservas: 932 00 83 93 (Imprescindible y con lista de espera)
Propuestas similares:
Osmosis: http://www.restauranteosmosis.com/
Fairmont: http://www.fairmont.com/barcelona/
Acces: http://acces-bcn.com/
Sergi de Meià: http://www.restaurantsergidemeia.cat/