Revista Bares y Restaurantes
Ir a La Manga del Mar Menor y no pasar por Cabo de Palos debería estar tipificado como delito, y viceversa. Y ya que vamos a Cabo de Palos, es muy aconsejable dejar el coche en el puerto, dar un paseo hasta el faro, bajar bordeando las calas hasta llegar a la zona del paseo de la Barra, y allí, si es hora, hacer una comida. Y si no, esperar hasta que lo sea. La oferta es muy variada, y ya que estamos con tópicos y estamos en un pueblo pesquero, no podemos dejar de tomar un caldero típico de la zona, plato de arroz con pescado de roca, o pescado fresco procedente del Mediterráneo.Como decía, la oferta es muy variada y de gran calidad. En la Barra podemos encontrar Restaurantes como La Tana, La Taberna del Puerto o El Pez Rojo y más arriba El Carbonero o El Mosqui. Ese que se anuncia: De la mar el mero y del Mosqui el Caldero. Aunque yo quiero hacer un aparte para el Miramar, que es al que yo más he ido, voy y espero poder seguir yendo. Uno de los Restaurantes clásicos del Cabo, con más de cuarenta años a su espalda y que se ha sabido adaptar a estos tiempos, con una remodelación que le da un carácter más moderno, sin perder la esencia de lo que fue. Si tenemos la oportunidad de elegir cuando poder ir, es importante elegir bien, pues aunque dentro tienen aire acondicionado y la estancia es agradable en cualquier momento, se disfruta más de la terraza frente al canal de entrada al puerto. Y para estar en la terraza, lo óptimo a no ser que el tiempo dicte lo contrario, sería ir a comer en invierno o cenar en verano. Por último, antes de la crítica, aconsejar a aquellas personas amantes del arroz y que no lo conozcan, o conociéndolo, que se pidan un caldero. También tienen otros como el arroz con bogavante o su anunciado como especialidad, arroz Perlines, que he de reconocer que nunca lo he probado. Y como ya conozco el caldero y esta vez, fui a cenar, lo elegido fue más frugal.Entrando ya en materia, la cena fue ligera, a base de tapas, platos y marisco al centro. Para empezar y como perfecto acompañante de lo que íbamos a pedir, una botella de Mar de Frades, un Albariño, que marida a las mil maravillas con el marisco y el pescado. Uno de los camareros, de los que llevan allí desde que yo recuerdo, como casi todos, que sin ser muy simpáticos, son más que correctos y profesionales trajo el enfriador para que la botella conservara su temperatura óptima. Allí metió el Mar de Frades, con su etiqueta termocrómica con un galeón invisible, que se hace aparece cuando la temperatura es inferior a los 11º.De lo que pedimos, poco puedo decir. No requería grandes esfuerzos técnicos para prepararlos, solamente la calidad de la materia prima, que era de primera. Y el "savoir faire" que da la experiencia para conseguir el punto justo de cocción y salazón. En algunas ocasiones empezamos con una ensalada, aunque esta vez fuimos directamente al tema. Unas gambas rojas a la plancha, aprovechando que estábamos en septiembre y por aquello que se dice de los meses con "erre" son los mejores para el desarrollo del producto. - ¿Quien sabe?-Almejas y gambas al ajillo. Como no pedir los calamares a la romana, los chopitos o los chanquetes. Y unos boquerones fritos. Nosotros paramos aquí, pero aquellos que tengan más saque, tienen una amplia oferta de carnes y sobre todo pescado fresco. Ni que decir que todo estaba muy bueno.Un último consejo, aquí hacen una crema catalana de escándalo, casera y limitada. Si os gusta y tenéis claro que la vais a pedir, reservarla al pedir los entrantes, no sería la primera vez que alguien se queda con la miel en los labios. Aunque hay alternativas, como la leche frita con helado casero de almendras o arrope con helado de vainilla. Tampoco puedo hablar porque siempre, siempre, pido la crema catalana.Casi termino, pero como los malos toreros, que nunca se van, un penúltimo consejo, el café. No se debe pedir un café cualquiera. Siguiendo la máxima, allí donde fueres, haz lo que vieres y estando en Cartagena, y a pesar de tener un importante poder calórico, no podemos dejar pasar la oportunidad de tomarnos un asiático. Un café típico de la zona, a base de café, leche condensada, licor 43, entre otros muchos ingredientes. Para terminar, y ahora sí, la cuenta. - ¿Alguien creería que sería barato? - Demasiado bonito si así lo fuese. No es ya las tres bes, sino que encima no lleva croquetas y las gambas están enteras y son frescas. Pues no, la cuenta estuvo a la altura de lo pedido y del entorno. En una terraza turística, en verano, aunque fuese a finales, y tomando marisco. Pues blanco y en botella. Fue caro, pero un buen colofón para cerrar la temporada estival y hasta el año que viene.El Restaurante Miramar, está en el Paseo de la Barra número 14, haciendo esquina con el puerto de Cabo de Palos y su teléfono para reservar es el 968 56 30 33.