Reverón (2011)

Julio Cortázar escribió su poema “Los reyes”, que recrea una nueva variante del tema del minotauro, dándole la vuelta al mito de Teseo “Pero sucede que yo lo vi al revés, y eso es lo que me interesó. Existe la visión oficial del mito: Teseo es el héroe que entra en el laberinto, guiado por el hilo de Ariadna para poder volver a salir. Teseo busca a ese monstruo espantoso que es el minotauro, ese monstruo que devora a jóvenes rehenes y lo mata…Yo vi la historia totalmente al revés. Yo vi en el minotauro al poeta, al hombre libre, al hombre diferente al que la sociedad, el sistema encierra inmediatamente. A veces los mete en clínicas psiquiátricas y, a veces, los mete en laberintos” dijo  el escritor argentino.
No pude evitar pensar en esto al ver Reverón, de Diego Rísquez.     Cuando una película me gusta mucho, no puedo escribir sobre ella, porque siento que cualquier cosa que diga siempre será menor, no le hará justicia, será una critica sosa, torpe. Me sorprendió  Reverón de Diego Rísquez, por dos razones fundamentales: el descubrimiento de un personaje para mi desconocido y una historia tan bien contada, que lo muestra. Me sorprendió tanto que no le haría justicia hablando de ella, solo que voy a intentarlo, vale la pena.
Envidie durante toda la película a ese Reverón, pintor de Macuto, que vive para hacer lo que le gusta, esa imagen del hombre libre que no le da importancia a premios o ataduras sociales, ese Reverón que juega consigo mismo y que pierde la conciencia de la realidad, porque en el fondo lo que para el “es real”  solo se relaciona con lo que vive en su cabeza. 
El director toma partido desde la primera escena, y desnuda el universo del “loco” de macuto sin miramientos ni pudor, mas con la benevolencia de quien comprende o quiere comprender. Sus manías, su forma de relacionarse con la pintura, su entorno, el silencio y su aislamiento. La película tiene pocos diálogos, aunque si los necesarios, los propicios como para mostrar el pensamiento y el relato de la vida de este artista. La puesta en escena es prácticamente impecable, los decorados, los paisajes y las actuaciones no tienen desperdicio (unos más que otros), quien encarna a Reverón, Luigi Sciamanna,  sobresale con un tono y una forma de actuar que “nos vende” por completo al personaje, le crees, verosímil totalmente.
Sin embargo, lo que más me llama la atención, lo que me conmovió, lo que sin duda me va a dejar toda la noche y mañana pensando, es precisamente el personaje mismo. Un hombre  libre  capaz de vivir bajo su propia locura, con sus fantasmas, su pintura, sus manías y sus pasiones. Si estaba loco o no, de verdad que no lo sé, pero a fin de cuentas: ¿Qué es la sanidad mental...? ¿ matarse ocho horas por día en algo que no te importa? Aquí pensando… a fin de cuentas para eso es el cine. 
Calificación: 10/10