Hay muchas de esas recetas, que aun así habiendo pasado muchos años, siguen haciéndose en muchos hogares. Y aunque el tiempo pasa y muchas de esas recetas se van " modernizando", gran parte de ellas siguen manteniendo la base de la tradición.
Y esta es una de esas recetas, que van pasando de generación en generación, aunque con el paso del tiempo van cambiando un poco los ingredientes, la manera de hacerla. Pero sea como sea, la cuestión es que cada vez que las hagas, el sabor te haga recordar esas tardes de niñez en compañía de nuestros abuelos.
Esta es una receta sencilla de hacer, tiene muy poco amasado y salen unas rosquillas con un saborcito a limón que ni te cuento! :]
Así que vamos a por el delantal y a ponernos manos a la obra.
Ingredientes:
- 500 gr de harina
- la ralladura de 1 limón
- el zumo de 1 limón
- 75 ml de aceite de oliva virgen extra
- 3 huevos
- 125 ml de leche
- 5 gr de levadura royal
- aceite de oliva virgen extra para freir
Elaboración:
En un bol batimos los huevos con el azúcar hasta que blanqueen y doble su volumen. Seguidamente añadiremos la leche, la ralladura de limón y el zumo del limón.
Seguiremos batiendo para que todo se mezcle bien y por último añadiremos la harina mezclada con la levadura poco a poco. Al principio no tendréis problemas para batirlo, pero seguramente llegará un momento en el que os costará seguir y tendréis que continuar a mano.
Una vez que tengáis que seguir mano, tendréis que echar un poco más de harina, pero no mucha, porque se os seguirá pegando. Cuando la masa está lista, se os tiene que pegar un poco a las manos, así que no os liéis a echar harina porque entonces saldrán las rosquillas duras.
Cuando ya tengáis echa la masa, la envolvéis con papel transparente en el mismo bol y lo guardáis en la nevera como mínimo durante dos horas,y si lo dejáis de un día para otro, mejor. Desde que lo hago así, las rosquillas me salen mucho más esponjosas, se realza el sabor del limón y duran más tiempo tiernas.
Iremos echando las rosquillas en la sartén una vez que el aceite este caliente, y le iremos dando la vuelta cuando veamos que van cogiendo color. Es preferible freírlas a medio fuego, ya que si lo ponéis a fuego fuerte, se os chamuscarán por fuera y más de una se os quedará cruda o poco hecha por dentro.
Una vez las vayáis friendo, las colocaremos en un colador con un poco de papel de cocina para que vaya soltando el aceite sobrante, y dejaremos que se enfríen.
En casa guardamos las rosquillas, una vez frías, en una lata de galletas grande, y la guardo en un sitio protegido de la luz y el calor.( aunque en verano sea misión imposible). ;)
A nosotros nos gustan las rosquillas así, pero hay mucha gente que le gusta rebozarlas en azúcar y canela, que también están muy buenas. Solo es cuestión de probarlas! :D
Y esto ha sido todo por hoy, espero que estas rosquillas os abran el apetito y las ganas de hacerlas, y que me hagáis partícipe de ello.
Que tengáis una feliz semana!
Un beso! :-*