Presentación de ‘El viaje de Pau’ en la librería Consumició Obligatòria. Foto: Lucía Pastor
Hola, Toni. Tenía pensado escribir la crónica de la presentación de El viaje de Pau, ayer, en la librería Consumició Obligatòria, pero cuando me iba a poner a ello he decidido que te lo explicaría por carta.
Ya he escrito mucho sobre mi primera novela y me ha dado la sensación de que otra crónica sería repetir lo mismo. Además, vino poca gente, así que tampoco podía sacar demasiado jugo del ambiente. De todas formas, fue una tarde agradable, en la que hablé sobre El viaje de Pau, por supuesto, pero también sobre mi nueva novela, mis hábitos de escritura, y los cambios que se están produciendo en el sector editorial con la irrupción y consolidación de los autores independientes.
Es una pena que varias personas que me habían dicho que les gustaría acompañarme finalmente no pudieron hacerlo. Otras ya me avisaron con antelación. Mi familia y algunos amigos quedan excusados porque ya se saben de memoria todo lo referente al libro y no era cuestión de torturarlos más. Eso sí, ahí estaban mi pareja, Luci (necesitaba una fotógrafa… :-P), y mi hijo, Albert, dibujando dinosaurios a mi lado mientras yo hablaba.
Éramos pocos, sí, pero me hizo una gran ilusión conocer en persona a la escritora, viajera y madre independiente Carmen Grau, que reside en Perth (Australia), pero a la que he pillado apurando sus vacaciones en Barcelona. Me dijo a través de su blog (interesantísimo) que vendría, y cumplió. Hace poco leí el relato de su viaje en tren a las Antípodas, Hacia tierra austral, una guía de viaje muy personal que el lector acaba olvidando que es una guía porque queda atrapado por la historia. Ha vendido miles de ejemplares de sus libros en formato digital, aunque ella le resta importancia. Para mí ha sido un detalle muy significativo que viniera. Además, se lleva a Pau a Australia. Le pediré una foto con Ayers Rock o la Ópera de Sydney de fondo…
También se llevó un ejemplar Silvia Clemares, la responsable para España, Portugal e Iberoamérica de la plataforma digital Kobo Writing Life. Coincidimos en la mesa redonda en Liber, la invité y aceptó encantada. Se tuvo que marchar pronto, pero valoro mucho el hecho de que se pasara.
Tampoco podía faltar Núria, a quien ya he bautizado como mi editora porque me está ayudando con la nueva novela como “lectora-cobaya”. No pudo venir a la primera presentación en Espai Literari, así que ya se ha quitado la espinita.
Es probable que más adelante organicemos una nueva presentación para que pueda asistir la gente a la que en esta ocasión le ha sido imposible. A mí me gusta hablar sobre mi trabajo e interactuar con la audiencia. Las presentaciones son una ocasión ideal para hacerlo, pero, siendo sincero, pierden todo el sentido cuando quienes escuchan ya saben qué vas a contar. Soy consciente de que para un desconocido como yo resulta complicado reunir a un grupo numeroso de personas que no sean familiares ni amigos, por eso no he hecho todas las presentaciones que habría podido. Hay demasiadas opciones de ocio y cultura al alcance de cualquiera como para decantarse por la charla literaria de un autor independiente. No me quejo, simplemente expongo una realidad. Y para que veas cuánto confío en mi capacidad, estoy seguro de que las presentaciones multitudinarias acabarán llegando (en Espai Literari y en Bielsa lo fueron bastante).
¿Cuántas veces hemos hablado de la dificultad del camino del escritor independiente, de la poca certeza que hay en llegar al reconocimiento? Creo que para iniciar esta carrera que probablemente nunca conduzca a poder vivir de ella hay que tener muy claro dónde te metes; asumir los contras, que son muchos. Sólo así seremos capaces de apreciar los pros, que también los hay, y disfrutar de los pequeños grandes triunfos.
Es decir, tener claro que lo normal es que a una presentación de tu libro acuda poca gente, y aceptarlo no sólo con normalidad, sino con agradecimiento hacia quienes te han prestado su tiempo.
En tu última carta me explicabas las buenas sensaciones que tienes respecto al nuevo año. Me gustó mucho leerte tan optimista, convencido de lo que estás haciendo. Yo también estoy convencido de que ese es el ingrediente básico para avanzar y llegar al éxito, que no necesariamente tiene que estar relacionado con vender muchos libros, sino con sentirte realizado y reconocido. De verdad pienso que el éxito es disfrutar con lo que uno hace. En estos tiempos grises que vivimos no mucha gente puede presumir de ello.
Aquello de sembrar para recoger está muy manido, pero es lo que siento que me está ocurriendo. Es cierto que se trata de una cosecha muy tendida en el tiempo. No creo que nunca recoja toneladas de golpe, sino más bien un par de zanahorias por aquí, unas patatas por allá, algunas cebollas, un puñado de rábanos… Lo importante es que el terreno siga siendo productivo. En las últimas semanas me han dedicado artículos y entrevistas en varias webs. Lo voy añadiendo todo a la página específica de El viaje de Pau de mi blog; la lista empieza a ser larga.
Lo último ha sido un artículo en el blog ‘Compartiendo’, del centro de psicoterapia Bioenergética Barcelona, donde colabora mi pareja, que es terapeuta. ¿Qué pinta mi experiencia como escritor en una web sobre terapias alternativas? Pilar, la impulsora del proyecto, creyó que era un buen ejemplo de crecimiento personal, de cómo la persecución de un sueño, el ser escritor, puede cambiar, para bien, la vida de una persona. Confieso que soy bastante escéptico ante muchas de esas terapias que, sin embargo, tengo que reconocer que cada vez a más gente le resultan útiles. Lo que sí creo es que la mente juega un papel mucho más importante de lo que a menudo pensamos en la salud física del ser humano. En fin, que quien no me conozca aún, leyendo el artículo se hará una idea bastante clara de mi trayectoria en la escritura.
Tengo pendiente un post sobre las lecturas de 2014, pero voy a aprovechar para hablarte de mis nuevas adquisiciones. Los Reyes me trajeron Ofrenda a la tormenta, de Dolores Redondo, el volumen que cierra la estupenda trilogía del Baztán. Tengo lecturas pendientes, pero creo que no voy a poder resistirme a “colarlo”. Hace tres semanas compré, a través de la web de la editorial Baile del Sol, Colgados del suelo, la segunda novela de Ramón Betancor, parte también de una trilogía (la primera parte, Caídos del suelo, me sorprendió muy gratamente), y El chico de la chaqueta roja, de Alena Collar, muy activa, como Ramón, en las redes sociales, y muy comprometidos ambos política y socialmente. El caso es que aún no me han llegado. He enviado varios emails a la editorial, pero no los han contestado. No acabo de entender que cuiden tan poco a los clientes. Desde luego, no voy a volver a comprarles ningún libro por Internet. Cuando alguien me pide que le envíe un libro empiezo a mosquearme si no lo ha recibido en tres o cuatro días, y yo no tengo un sello editorial ni las facilidades que Correos les da. No lo entiendo. Luego se quejan.
Recientemente me hice también con la segunda obra de Cristina Monteoliva, Corazones en barbecho, una novela corta que promete ser muy divertida. Elías y los ladrones de magia me gustó mucho, así que estoy seguro de que ésta la leeré en un par de ratos.
‘Rabia de vida (rabia debida)’, de Julia Santibáñez, ya está en mis manos.
Por último, la adquisición que ves en la foto. Es Rabia de vida (rabia de vida), de Julia Santibáñez, una de mis blogueras de referencia. Editora, escritora, poeta, viajera y lectora compulsiva, ‘Palabras a flor de piel’ es un remanso de paz en la blogosfera. Desde México, fue una de las primeras lectoras de El viaje de Pau, una de esas personas desconocidas (ya no lo es) que me han ofrecido su apoyo y su calor porque sí, así que cuando anunció que estaba preparando un poemario no pude resistirme a hacerme con él. Me hizo mucha ilusión recibirlo el jueves, sólo dos días después de pedirlo a través de Amazon.
Quería hablarte también sobre cuestiones más creativas, concretamente, sobre la forma cómo los personajes de mis novelas aparecen y van moldeando su propia personalidad, a menudo escapando a mi voluntad. El otro día pensaba sobre ello y creí que sería un tema interesante sobre el que escribir. Pero ya llevo demasiadas líneas, así que lo dejaré para la próxima carta.
¡Un abrazo!