Aunque estemos ya en primavera, lo cierto es que el tiempo no acompaña y hace bastante "fresquíbiri". Para templar el cuerpo y apaciguar el espíritu, no hay nada mejor que tomarse una sopa calentita y trasladarse mentalmente a la infancia. Veremos a nuestra madre preparando un caldito reconstituyente que era capaz de resucitar a los muertos. En mi otro blog describí las virtudes del caldo de pollo (si quieres leerlo, se llama Marchando un caldito de pollo... medicinal, pincha aquí).
La novedad de la receta es una recreación de la clásica "bola" que se añade al cocido madrileño. Esta vez, el tocino y el chorizo dejan su protagonismo al jamón serrano. Ya veréis qué cosa tan rica.
Para cuatro personas:
- 1 hueso de rodilla
- 1 cuarto de pollo
- 2 huesos de jamón
- 2 puerros
- 2 zanahorias
- 1 patata
- 4 puñados de fideos cabellín
- 200 g de jamón serrano
- 1 diente de ajo
- 1 huevo
- 2-3 cucharadas de pan rallado
- harina
- agua
- aceite de oliva virgen extra
- sal
- perejil
Se lavan los huesos con agua fría, se quita la piel al cuarto de pollo y se incorporan a la olla exprés llena con agua fría hasta la mitad. Se pelan y lavan las zanahorias, la patata y los puerros y se incorporan troceados en trozos grandes a la olla.
Se tapa la olla y se pone a cocer el caldo durante 30-40 minutos. Se cuela el caldo y se reserva.
Se pica muy fino el jamón serrano y se mezcla con el huevo batido. Se añade el ajo picado, el pan rallado y el perejil picado. Se amasa todo bien y se hacen bolas como albóndigas. Se pasan por harina y se fríen en una sartén con aceite. Se escurren y se ponen en un papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
Se pone el caldo a hervir y se agregan los fideos, las bolitas de jamón y una zanahoria de las del caldo troceada muy fina. Se hierve todo durante 2-3 minutos y se rectifica de sal. Se sirve la sopa muy caliente.