Street food o "comida callejera" es una "nueva" tendencia gastronómica que se encuentra basada en el concepto de comida ambulante, sobre ruedas, en caravanas y furgonetas decoradas con más o menos arte. Pongo "nueva" porque desde luego no es una idea novedosa, viene haciéndose desde hace millones de años , pero parece que esta antigua tradición quiere reimplantarse en nuestro país y traer de vuelta una forma manera de entender la cocina, lejos de los restaurantes y cafeterías de siempre, más informal, consumida en la calle y sin la necesidad de sentarse a la mesa para su deleite.
Como dietista-nutricionista me preocupa el aspecto nutricional de esta tendencia que veremos si se queda en pasajera o viene para quedarse por lo que me asaltan una serie de dudas: ¿Es realmente saludable? ¿Puede ser considerada una subagrupación de la comida basura, eso sí, más chic y glamourosa que lo que conocemos como comida chatarra de toda la vida? ¿Tendrá una repercusión positiva en la dieta de los españoles o por contra lo que estaremos es pareciéndonos cada vez más a un modelo de consumo americano basado en la inmediatez y en la rápida satisfacción?
¿Sana?
En el caso de Latinoamérica tampoco el aspecto nutricional parece el prioritario
En España, cada uno de nosotros consume una media de 3,1 veces por semana un producto fuera de lugar. ¿Qué nos mueve cuando salimos fuera de casa a comer? El placer, el disfrute, la SATISFACCIÓN. Preferimos los productos asociados a los aperitivos (aceitunas, patatas fritas, frutos secos...) así como los bocadillos y sándwiches (embutidos, jamón, queso...) Estas preferencias no parecen ser muy diferentes de las de nuestros vecinos europeos; En Palermo, se elaboró este estudio que determinaba que los consumidores buscaban sabor y satisfacción en vez de opciones saludables y seguras cuando se alimentaban fuera de sus casas. Paralelamente, hablando del susodicho estudio, la comida que se servía en la calle distaba mucho de ser considerada nutricionalmente una opción saludable: es energéticamente densa, pobre nutricionalmente y baja en fibra, de alto índice glucémico y se sirve en porciones grandes.
Cabe esperar que si el aspecto nutricional no es el prioritario entre los españoles a la hora de elegir la comida fuera del hogar, las elecciones se parecerán más de lo que desearíamos a la de nuestros vecinos italianos. Esto no quita, obviamente, que surjan opciones gastronómicas que permitan aunar el placer de su disfrute con la calidad nutricional, pero me pregunto si realmente estas serán las más populares....¿Comida rápida desarrollada?
Aunque uno de los principales objetivos de este movimiento parece ser alejarse del concepto de "comida rápida" no puedo evitar encontrar bastantes similitudes con la misma: se sirve de manera rápida y permite un consumo inmediato, es económica y, en la mayoría de los casos, nutricionalmente deja mucho que desear. Bien es cierto que difieren en que se le aporta un cierto toque gourmet que puede diferenciarla de la típica comida de rancho servida en los restaurantes de comida rápida por lo que quizá, podríamos considerarla como una comida rápida en un peldaño superior...algo así como comida rápida pija: buena presentación, mejor sabor y calidad superior.
¿Repercusión positiva en la dieta de los españoles?
Muchos lo consideran una oportunidad de futuro por varias razones; En primer lugar, el estilo de vida está cambiando y a consecuencia de ello también nuestra forma de consumo: tenemos poco tiempo por lo que la tendencia es a consumir alimentos de rápida y fácil preparación (comida rápida, comida precocinada...) En segundo lugar, España es un país cuyo clima permite que la mayor parte de la vida se haga en la calle, lo cual permite que hagan un buen maridaje; En tercer lugar, supone un modelo de negocio que implica una baja inversión y alto beneficio, lo cual puede resultar muy interesante para los emprendedores que quieran lanzarse.
Por otra parte, también tiene aspectos menos atractivos: puede suponer un problema en lo que respecta a la degradación del medio ambiente, el deterioro del orden público y puede suponer un peligro para la salud de los consumidores a consecuencia de una falta de control sobre los alimentos vendidos. Es por ello que es necesario que se tomen una serie de decisiones para mejorar la gestión y controlar el sector; Entre ellas: habilitar lugares estratégicos donde las autoridades locales suministren los servicios básicos como: agua, electricidad, eliminación de desechos y aseos; vigilancia e inspección de los alimentos que se venden en la vía pública para lo cual será necesaria la educación y capacitación de los manipuladores de alimentos, la inspección sanitaria periódica de cada establecimiento...
Desde el punto de vista meramente nutricional creo que tiene varios handicaps:
-El ritmo de vida ajetreado no tiene que ser una excusa para la adecuada alimentación. Si cedemos no haremos más que dar la razón a Coca-cola y tal y como os conté en este post dista mucho de tener razón.¿ Disponemos de poco tiempo? Pues sí, pero también es verdad que tenemos que imponer unas prioridades y lo primero, permitidme que os diga, debe ser la salud. Sin ella, poco vamos a rendir en nuestros trabajos. Por este motivo, más que una comida rápida miraría la manera de dedicar a mi alimentación el tiempo que se merece.
- Una comida rápida también priva del aspecto social de la alimentación. Alimentarse no es sólo nutrirse, también es disfrutar y compartir tu día con tu familia/amigos/compañeros de trabajo. Si me como algo rápido a salto de mata mientras voy y vengo a hacer un par de recados del trabajo me estoy perdiendo todo esto...
-No dudo que surgirán propuestas creativas que reinventarán conceptos y que puedan unir el concepto de saludable y el de delicioso pero si lo último de nuestra lista a la hora de elegir este tipo de comidas es la calidad nutricional, algo me dice que los alimentos más calóricos y más salados/dulces son los que probablemente ganarán la partida.
Saldremos, no obstante, de dudas si este tipo de cocina realmente se hace un hueco y se emprenden varios estudios para determinar el contenido nutricional de los alimentos que se vendan. De esta manera nos haremos una idea mucho más precisa y no estaremos especulando, como ahora mismo, conociendo ya, desde un punto de vista real, la contribución a la dieta de los diferentes grupos de población. Tal información también nos podría ayudar a fomentar los programas educativos destinados a los consumidores y a los vendedores con miras a fomentar la preparación de alimentos más nutritivos.