La propuesta es la habitual en este tipo de locales multiespacio tipo los mercados de San Miguel o San Antón. Barras de distintas clases para tomar algo, de pie en ellas o en una zona de mesas comunes a todas y donde es casi un milagro encontrar sitio. Entre esas barras están La Máquina, Imanol, Hamburguesa Nostra, etc. y el sitio que fuimos a probar, StreetXo: la gastroteca de David Muñoz, Chef de Diverxo, uno de nuestros cocineros favoritos, que acaba de conseguir su tercera Estrella Michelín. La base de su cocina consiste en combinar, de manera más que acertada, la cocina asiática con cocina mediterránea, consiguiendo una originalidad inédita y unos sabores increíbles que ha trasladado a su gastrobar.
La experiencia nos gustó tanto la primera vez que, aunque pecaron de algún defecto de lugar recién abierto, volvimos una segunda a las pocas semanas de su inauguración y hace unos días, quisimos volver una tercera.
La carta es muy simple: un folio donde aparece una corta lista de tapas, unas 10. Ojo, no es un sitio de tapeo barato, son tapas sofisticadas y cuyos precios van de los 7 a los 14 euros. En nuestra primera visita había dos cartas diferentes, una con todos los platos y otra con menos, donde ni figuraban los precios... Este detalle se subsanó en las siguientes visitas, donde había una carta homogénea con precios en todos los platos aunque, por poner algún "pero", escasean. Tiene pinta de que los comensales se las llevan, porque en la propia carta tienen una anotación: "Aunque parezca un flyer... Es nuestra carta. No te la lleves porfa :)"
La primera vez que fuimos, tomamos unas "Gambas al vapor en ajillo de pollo", "Chilli Crab con pimentón, chipotles y palo cortado" y "Cocido Hong-Kong - Madrid". Nos lo sacaron todo a la vez y nos avisaron de que el Chilli Crab picaba... picaba y cómo picaba! Nos dejó la boca anestesiada por un buen rato y nos impidió disfrutar de todos los platos. Por todo con 2 vinos salimos por 37€.
La segunda vez que fuimos estuvimos un poco incómodos. Íbamos 5 personas y la música estaba excesivamente alta (uno de los defectos del sitio a nuestro gusto). Tomamos un "Sandwich club al vapor con ricota y huevo de codorniz", "Espeto de pollo Pekinés y bonito ahumado", "Saam de panceta ibérica a la brasa" y repetimos el Chilli Crab de la vez anterior. En esta ocasión nos sacaron los platos más espaciados pero sacaron el Chilli Crab lo primero. Como habíamos tenido la mala experiencia de que su picor quitaba sabor al resto de platos, lo comentamos y no tuvieron inconveniente en retirárnoslo y volver a sacárnoslo más tarde. Todo con 4 blancos, 2 coca-colas y 3 cervezas por 73€.
La última visita, la de hace unos días, fue la mejor. Tuvimos la enorme suerte de conseguir un buen sitio, en un lateral con taburete desde donde se puede disfrutar del grandísimo espectáculo de la cocina y la música estuvo la mayor parte del tiempo un poco más baja que la vez anterior. Disfrutamos mucho viendo como preparaban los platos o flipando con la preparación del Chilli Crab. Pedimos en esta ocasión:
- "Tataki a la brasa de pez mantequilla. Barbacoa china. Ensalada de anisados y yuzu": El pescado muy suave y muy rico y el acompañamiento con la ensalada muy bien combinado.
- "Gambas x gambas x gambas x gambas x gambas = Gambas a la quinta potencia", que toma como base las gambas de vapor que figuraban en la carta inicial, pero ahora lo combinan con una crema de gambas, camarones, pan de gambas y polvo de gambas.
- "Ramen agripicante de pata negra, yema de corral y pimentón de la Vera": El ramen es una pasta japonesa y combinado con la sopa de jamón, chicharrones y el huevo está rica rica...- "Pollo a la brasa marinada en chiles dulces, ensalada andalusí: aceitunas, naranjas y especias morunas": Tardan media hora en servirlo y así lo advierten, ya que lo cocinan a baja temperatura. Si tienes un buen sitio, no dudéis en pedirlo y tomaros algo más mientras esperáis. Merece la pena.
La calidad de la comida, desde los inicios, es indudable, y debemos mencionar el mérito de ir desarrollando la carta en un plazo de poco más de un año, cambiándola y evolucionando los platos (una muestra más de que el éxito no es fruto de la casualidad sino del buen trabajo). Además, debemos destacar la mejora en el servicio, desde la primera vez, en que no nos sentimos desatendidos, pero sí se notaba falta de experiencia, al menos en este tipo de servicio. Como punto a mejorar, aunque sabemos que es un sitio para ir a comer y no especializado en bebidas, echamos en falta un poco de atención al servicio de bebidas. En los tintos, no tienen Rioja y de blancos, ofertan un par de tipos, no siempre suficientemente fríos y las copas... podrían estar más lustrosas dado que te cobran unos 4 euros por vino.
Por último... ¿podremos disfrutar alguna vez en el Streetxo del Cochinillo Pekinés o del Dimsum de Huevo?