Llevo años diciendo que la mejor (y mayor) concentración de lugares gastronómicos (no sólo bares y restaurantes) de Madrid se está dando en el barrio de Ibiza/Retiro. A esta oferta se ha unido Taberna & Media.
Ficha:
Decoración: Maderas naturales, molduras de puertas y ventanas en blanco, luminoso y agradable. Cercano.
Ambiente: Informal, ideal para ir con amigos y conocer la barra y la sala. También es un lugar muy adecuado para celebraciones familiares con recetas de toda la vida y algún guiño actual.Con un par de guindillas recomienda: El bacalao, las alcachofas y que dejes llevar por su oferta sentado tranquilamente en su sala.
Dónde: Calle Lope de Rueda 30, Madrid
Web: http://www.tabernaymedia.com/
Precio: 30/40 €
Calificación:
Decoración / ambiente: 8
Servicio: 8Carta: 7
Carta de vinos: 6,5
Cocina: 8
Precio: 6,5
Experiencia: 8
Nota final: 7,33 (*)
(*) Es un promedio de todas las variables excepto "experiencia"
Y va a más y va para largo.
Por tanto, no era de extrañar que alguien con la experiencia de José Luis Martínez, decidiese montar su proyecto personal en este barrio. Aunque más bien se trate de un proyecto familiar, pues al frente de los fogones se encuentra su hijo, Sergio Martínez un chef más que contrastado.
Ubicarse en esta zona de Madrid tiene ventajas y riesgos, la principal ventaja es que la existencia de una amplia y consolidada oferta atrae a clientes, el riesgo deriva de que hay que estar a la altura. Aquí no vale cualquier cosa, el nivel es muy alto y no puedes desentonar o lo pagarás caro.
La pregunta entonces es, ¿está Taberna & Media a la altura?
El local:
La estructura se repite mucho en el barrio. Es una herencia del urbanismo de su época que diseñó un mostrador en el que vender el género y una parte trasera que sería la vivienda del tendero. Con los años ese mostrador se convirtió en la barra del local y la parte trasera en la sala. Entre medias la cocina y los aseos.
Decorado con esmero, peca, quizá, de un tipo de decoración que puede estar un poco superada (sillas diferentes, maderas naturales, ladrillo visto) en cualquier caso, si el objetivo era crear un ambiente relajado donde el cliente se sienta cómodo, se ha conseguido ¡y con nota!. La iluminación es buena, la distancia entre mesas correcta y tienes la certeza de que cada espacio se ha pensado con mimo.
Eso en cuanto a la sala, la barra tiene un par de pegas, la primera es la escasa iluminación artificial y la segunda es que se ha dotado al local de una preciosa (de veras) puerta de entrada, pero tiene un importante tamaño y cuando se abre ocupa un gran espacio y puede ser incómodo para los parroquianos de ese punto de la barra.
La vajilla merece una mención, así como muchos reveladores detalles de la ilusión con la que se ha montado el local. Por ejemplo, encontraréis un pequeño huerto urbano en el minúsculo patio de luces o una exposición de la materia prima.con la que se trabaja en el estrecho pasillo entre la barra y la sala.
La carta:
Corta, manejable, con sugerencias y algunos platos elaborados a partir de conservas.
La idea es mostrar ese tipo de platos tradicionales en las tabernas castizas, pero, claro, revisitado, actualizado o, si quieres, civilizado. Quizá se eche en falta algo más de cuchara y de carne. En cualquier caso es muy correcta y sólo hay que esperar a ver si rota con la temporada, lo cual sería muy deseable.
La carta de vinos.
También es correcta, lo que pasa es que no tengo nada claro que eso sea suficiente en una zona en la que la competencia hace verdaderos alardes a muy escasos metros. Aquí no basta con lo que funciona en otros lugares, aquí hay que mostrar algo más, pero supongo que eso vendrá con el tiempo, con las demandas de los clientes y viendo lo que funciona y lo que no.
Vamos a esperar,. Estoy seguro de que habrá cambios en esta carta, aunque yo espero que siga manteniendo algún rosado provenzal, aunque me cueste un estéril debate con mis amigos.
La cocina:
He ido tres.veces, una en barra, otra en sala y en familia y una última con un grupo de amigos zampones. En todas las ocasiones hubo triunfo.
Ensalzables hasta el paroxismo de la cursilería las maravillosas alcachofas moradas confitadas de las que me he convertido en absoluto devoto (haría lo que fuera por ellas y por comerlas a todas horas. En serio, creo que me las pediría como última cena).
Impresionante la jugosidad y el perfecto punto de sal de las tajadas de bacalao que no tienen nada que envidiar a las más famosas de la ciudad y que se han convertido por derecho propio en un fijo que no podrá desaparecer de esta carta (por cierto, ¿alguien tiene opinión del porqué de la desaparición, en Madrid, del término "soldadito de Pavía" y de su tira de pimiento).
Hay propuestas muy interesantes, como las cocochas con patatas a la importancia o su tartar de atún (que tuvo división de opiniones en la mesa, no tanto por su sabor, muy bueno, sino por la intensidad del aliño).
Me queda probar más a fondo las carnes, así que volveré, una y mil veces.
El servicio:
Simpatía, cercanía, conocimiento, experiencia...
Estaba claro que con la experiencia de José Luis habría nivel y profesionalidad en barra y mesa. Hubo un par de fallos de “juventud” del local, pero en general todo estuvo de notable muy alto.
El precio:
Siempre es una cuestión peliaguda hablar del precio, pero lo hago.
En términos absolutos no es un lugar barato, en términos relativos está en la media de la competencia, lo que sumado a lo que ofrece me parece correcto y, como siempre, os dejo el ticket para que os hagáis una idea vosotros mismos.
Conclusión:
Taberna & Media ha llegado a la milla de oro gastronómica de Madrid con una oferta muy sensata en un proyecto bien pensado que se ejecuta a la perfección.
Un lugar absolutamente recomendable para quien quiera disfrutar de una buena comida en un ambiente distendido pero cuidado. Ideal para ir en grupo con amigos o para reuniones familiares.
Yo os lo recomiendo y me veréis por allí muy a menudo. Estoy seguro, además, de que la oferta variará con la suficiente frescura y que aún hay margen de crecimiento para acabar de triunfar en un barrio exigente pero generoso que pedirá cambios y abarrotará, como cada día, la sala.
* Jose Luis es un tipo amable, sonriente, apasionado que se ha abierto y me ha contado su proyecto. Me da un abrazo cuando me ve y antes de esta aventura, solo me había visto dos veces.
Me da la impresión de que el éxito inmediato obtenido y reflejado en lleno tras lleno le ha pillado de sorpresa, quizá porque la buena gente humilde que lleva como carta de presentación lo sembrado a lo largo de años no es consciente de la cantidad de amigos que se alegran y se movilizan con su proyecto.
Yo pongo nota a mis experiencias en los restaurantes. Tengo colegas que me dicen que es una locura, que hago mal… algún día hablaré de lo que de verdad se esconde en la idea de no puntuar camuflada en un buenismo. Yo le prometí a José Luis que le pondría nota y el me dijo que no le preocupaba. Claro, ¿por qué se iba a preocupar?, yo no lo haría si estuviera en su lugar.