La otra tarde me iba a poner a cocinar una tortilla de patatas y calabacín, pero recordé esta receta y cambié de idea. Resultó genial, pues en casa gustó mucho y además, aparte de las tartaletas, horneé un pastel de patatas y calabacín con la misma preparación que me sirvió para la comida del día siguiente de tuppering en mi trabajo.
Para 6 tartaletas y un pastel pequeño:
- 3 patatas medianas
- 1 calabacín grandecito o 2 medianejos
- 50 g de queso manchego u otro queso rallado
- 3 huevos
- 300 mL de leche
- aceite de oliva
- perejil
- sal y pimienta
Se pelan las patatas, se lavan y se pelan en rodajas finas. Se pone en una sartén una taza de aceite de oliva a calentar y se fríen a fuego lento las patatas por espacio de 10 minutos. Se retiran, se salpimentan y se reservan.
Se pone a precalentar el horno a 200ºC con calor arriba y abajo. Se despunta el calabacín, se lava y se pela y se ralla con un rallador de agujeros gruesos.
Se baten los huevos con la leche, se salan ligeramente y se incorpora el calabacín rallado, las patatas, el queso rallado y perejil lavado fresco y muy picado.
Se engrasan unos moldes (si son de silicona no hace falta) y se reparte la mezcla anterior en ellos. Se engrasa otro molde o recipiente para horno y se vierte el resto de la mezcla.
Se espolvorea con un poco más de queso rallado y se hornea durante unos 20 minutos o hasta que la superficie de las tartaletas se dore. Se puede pinchar el pastel con una aguja para ver si está cocido.