Revista Atletismo

Tercer asalto contra la condromalacia

Por Juan Andrés Camacho Fernández @CorredorErrante
Tercer asalto contra la condromalacia

Tras mi sesión de pista de ayer por la mañana y una tiradilla en bicicleta esta mañana (primera tras el accidente), de 23 kilómetros en poco más de una hora, esta tarde he vuelto al trote, modalidad tractorismo (todos los derechos reservados a @contadordekm)

Me acompañó Marina, mi hermana, que al igual que en la II edición de la Vertic Night ha tenido que tirar de mi a ratos, aunque hoy hemos ido muy a la par.

Como tenía las piernas cargadas (hasta la semana pasada no recordaba la sensación, ahora me acompaña desde el sábado pasado), decidí hacer algo que hacía demasiado tiempo que no hacía, salir a correr con el GPS silenciado y sin cronómetro.

Nuevamente me decanté por calzado minimalista frente al tradicional, ya que aunque me noto los pies más "blandengues" me siento más cómodo con poca suela.

Hasta el kilómetro 4 todo fue genial, me notaba bien, la rodilla "apagada", sin emitir señales raras ni dolor, pero justo en ese punto, rotonda de ascenso al hotel de los elefantes (llamada kilómetro Manolo ya que un compañero del Club Atletismo Fuengirola se abrió, literalmente, la pierna, al chocar con un quitamientos en mal estado, pero es una larga historia).

Ahí comenzaba una pendiente moderada, de poco más de 10 metros de ascenso, pero que se prolonga durante cerca de 700 metros.

Habíamos subido y bajado pendientes alargadas, en los primeros kilómetros, pero no tan empinadas.

Ahí saltaron las alarmas, ya que noté una sensación rara en el interior de mi rodilla izquierda, aunque, por el momento, indolora.

Hasta ese momento mi hermana y yo habíamos ido a la par, quizá yo hasta ligeramente por delante, pero ahí recortó distancias y por momentos me alcanzó.

Por suerte, tal y como había aparecido, la molestia desapareció, pero me creó una gran inseguridad y al rodear la rotonda del hotel de los elefantes para dar la vuelta y emprender el descenso, apareció intermitentemente en varias ocasiones.

Entre los kilómetros 7 y 8, subiendo a la vuelta la Calle Carvajal, a la altura del Star92 pensé incluso en detenerme, ya que apareció, finalmente, el dolor.

Bajé bastante el ritmo y Marina comenzó a destacarse en solitario, pero me negué a detenerme y, con bastantes molestias inicialmente, la seguí tratando que no se escapase.

Unos 500 metros después dejó de sacarme ventaja, en la rotonda del Club de Leones (si, en mi pueblo son fanáticos de las rotondas), y llegando a la rotonda del Gardenia comencé a recortarle metros poco a poco.

En la rotonda de entrada a la Avenida de las Gaviotas me puse, incluso, a su par, el dolor había desaparecido, aunque la molestia aparecía y desaparecía.

En los dos últimos kilómetros, en la Avenida Nuestro Padre Jesús Cautivo, ambos apretamos el paso, aunque, por veteranía y fondo, acabé imponiéndome, olvidadas ya mis molestias.

Llegué 20 segundos antes que mi hermana, pero lo más importante, no noté molestias ni cojera alguna una vez paramos el GPS.

Los tiempos no son nada espectaculares, en llano a alrededor de 6, en subida a cerca de 6:30 y en el último kilómetro y medio por debajo de 5:50, pero las sensaciones han sido muy buenas, con solo un tramo realmente doloroso y sin parar en ninguna ocasión.

Algo que si me ha parecido raro, y ha sido la primera vez que me ha sucedido, es que me notaba, al parar, como si la rodilla izquierda palpitase, justo en el centro, pero una vez me he duchado, se ha detenido la sensación.

No era doloroso pero si algo molesto, como si me picase por dentro.

En cualquier caso, otra sesión superada tras recibir el diagnóstico el viernes pasado, mañana, si no llueve, más, y si llueve, me lo pensaré, en cualquier caso, si salgo, ya os contaré como va la cosa.

¡Un saludo!



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