Sorpresa es la reacción mínima ante el anticipo de Terror en Chernobyl (o Chernobyl diaries) que en nuestras salas precede la proyección de tanques cinematográficos para adultos, por ejemplo la aquí comentada Prometeo. El largometraje escrito y producido por Oren Peli -cráneo que también escribió y produjo Actividad paranormal 1, 2, 3, y la anunciada 4- cuenta la historia de un grupo de seis jóvenes norteamericanos que aprovechan su estadía turística en Europa para emprender una “aventura extrema” en Prypiat. El recorrido por la ciudad ucraniana convertida en fantasma tras el accidente nuclear en la central de Chernobyl les depara un destino de persecución y muerte a manos de criaturas humanoides que habrían sobrevivido al desastre atómico de 1986.
Por estas latitudes, algunos espectadores nos preguntamos qué dirían los norteamericanos si a algún productor extranjero se le ocurriera ambientar una película de zombies en la zona devastada por el atentado a las Torres Gemelas. ¿Cómo tomarían una ficción donde los sobrevivientes del Nine Eleven se convierten en caníbales deformes? Como una afrenta al orgullo nacional, sospechamos quienes seguimos el escándalo político en torno al film de Kathryn Bigelow sobre la captura de Osama Bin Laden.
Terror en Chernobyl se estrenó en USA el 24 de mayo pasado. Casi un mes después, IMDb y Rotten Tomatoes le asignan un puntaje bajo al título dirigido por Bradley Parker. De hecho, escasean los críticos y espectadores que le reconocen alguna virtud. Al mismo tiempo, son excepcionales aquéllos que protestan contra la explotación de una tragedia histórica.
Entre los pocos estadounidenses indignados se destaca Yago Alayza, un diseñador gráfico de Miami que lanzó dos convocatorias en el sitio Change.org (Chernobyl Diaries: detengan el estreno de esta película y Boycott a la película Chernobyl diaries), extendidas a Facebook y a este blog. Algunos medios especializados (TMZ, aquí y aquí) y la agencia Reuters (en este cable) se hicieron eco del repudio del activista solitario y de la fundación Friends of Chernobyl Centers, U.S, así como de la defensa de Oren Peli.
Ante la prensa de su país, el guionista y productor contó que la ONG Chabad’s Children of Chernobyl le envió una carta donde expresa “admiración” por el largometraje. La mencionada cobertura de Reuters citó al director ejecutivo de la entidad sin fines de lucro, Esti Herman: “espero que la película reactive la curiosidad de la gente respecto del desastre; (…) nuestra organización la usará para crear conciencia y recaudar fondos”.
Por las dudas, Peli aclaró que su trabajo pretende “entretener, nunca ofender” y recordó que “hace años Hollywood se inspira en hechos reales para sus películas de terror”. En este sentido citó el ejemplo de La masacre de Texas.
Nuestras limitaciones idiomáticas nos impiden conocer la opinión de rusos y ucranianos ante el estreno de Terror en Chernobyl que, al menos en tierras de Vladimir Putin, también se produjo el 24 de mayo. A lo sumo podemos imaginarlos curados de espanto luego de que GSC Game World -compañía con sede en Kiev- y la distribuidora californiana THQ Inc. lanzaran en marzo de 2007 el videojuego S.T.A.L.K.E.R. Shadow of Chernobyl.
Wikipedia informa aquí que esta propuesta interactiva “se desarrolla en el año 2012, en un lugar de nombre La Zona, situado en la central nuclear de Chernobyl y sus alrededores, incluida la ciudad abandonada de Pripyat”. La acción transcurre tras “una segunda explosión nuclear que un grupo de científicos de la ex Unión Soviética provoca en 2006″. Seis años más tarde, una capa de la atmósfera llamada noósfera sigue liberando “una cantidad de energía tan intensa que desdibuja el paisaje en bellas anomalías letales; en ellas se forman objetos conocidos como artefactos, que dan capacidades sobrehumanas y que los STALKERS se dedican a buscar y vender”.
En este contexto, el jugador debe enfrentar distintos tipos de mutantes.
Según la distribuidora Diamond Films, el nuevo engendro cinematográfico de Peli desembarcará el próximo 19 de julio en las salas porteñas. Para el sitio Cines Argentinos, la fecha se corrió al 2 de agosto. En uno u otro caso, hay tiempo para indignarse y eventualmente localizar la protesta.