Creo que este es un tema que siempre suele salir cuando veo la película dirigida por James Cameron en 1984. Y casi siempre me acabo volviendo medio loco dándole a la cabeza. Algunas veces paso olímpicamente y otras saco el tema para ver si llego a buen puerto. Incluso cuando he llegado a alguna conclusión, que las hay, la vez siguiente vuelvo a meterme de lleno en el enredo que me ofreció el director de Mentiras Arriesgadas.
Hablo de la paja mental paradoja que se crea cuando dejas de un lado la acción y te metes de lleno en la historia de pasado-presente-futuro. Lo mejor será que me intente explicar paso a paso. Recordando la película a grandes rasgos y ver si realmente se crea un círculo cerrado donde no hay solución posible. O igual yo estoy equivocado y todo es más fácil de lo que pensaba. Ojalá.
Una película, o un libro, o un cómic, puede tratar el tema de los viajes en el tiempo de una manera correcta. Aunque nos ceñimos a ese término sin saber realmente lo que ocurriría, ya que nadie, que nosotros sepamos, ha viajado en el tiempo, ni existen en la actualidad medios para hacerlo. Igual hay gente del futuro que nos está visitando y nosotros ni nos enteramos (precisamente hace un tiempo escuché un programa de Iker Jiménez tratando ese tema. Aunque ya sabemos que esas cosillas hay que cogerlas con pinzas y ponerlas en cuarentena). Pero sería adentrarnos en la ciencia-ficción. Así que cuando se toca este tema lo más seguro es que surjan dudas, muchas, sobre tal o cual cuestión que no nos cuadra y que levanta más de una polémica.
La historia de Terminator y Sarah Connor no tiene desperdicio alguno. Preparaos para hacer currar a las neuronas. Y eso que Terminator no sería de las más complicadas en ese aspecto, pero tiene su intringulis.
Linda Hamilton encarna a una persona normal y corriente. Tú podías ser ella. Tiene su trabajo, su compañera de piso, liga poco. Todo correcto dentro de los cánones que nos impone la sociedad. No tiene hijos ni parece que tenga prisa en tenerlos. Dato importante. Apuntadlo.
De repente damos al botón de avance rápido y llegamos al futuro. Ahí una inteligencia artificial llamada Skynet ha provocado que la raza humana esté al borde de la extinción. Lanzando bombas nucleares por doquier y mermando a los supervivientes a base de robots que van avanzando en calidad (osea, cada vez más cabroncetes y difíciles de derrotar. Si no que se lo pregunten a los que se han enfrentado al T-1000) según su número de serie. Pero una persona llamada John Connor fue la que le echó un par de huevos (hablando en plata) y acabó siendo el lider de la resistencia (aunque en Terminator Salvation parecía un poco pelele). Aquí ya tenemos una de las GRANDES PARADOJAS. ¿Se convirtió en el gran lider que era gracias a los hechos que ocurrieron en el pasado? Pues lo más seguro es que sea así. De momento dejemos esto en la recámara, pero sin olvidarlo.
Como la anteriormente citada inteligencia artificial sigue en su empeño por acabar con los seres humanos que quedan, se le ocurre una genial idea. Eliminar al líder humano. Y como John Connor se le escabulle cada dos por tres y esquiva cualquier intento de asesinato hacia su persona, pues Skynet manda a un Terminator -de la serie 800- al pasado. ¡Ojo! Poned en la libreta que tengais en mano la palabra PASADO.
La idea es buena. Si yo no me puedo cargar a alguien siendo ya maduro, pues me lo cargo antes de que nazca. Me cargo a la madre y se acabó el problema. Chapeau por Skynet y lo demás son tonterías.
Pero como el hijo de Sarah Connor tiene espías por cualquier lado (que vale, son pocos pero apañaos) se entera del gran plan. Y manda a uno de sus soldados de confianza. ¿Nombre? Kyle Reese.
Mientras que el T-800 es un armario empotrado (Chuarche en plena forma) y su viaje temporal se la suda, acaba en el presente y se levanta tan campante. Nuestro héroe es humano y su llegada es de todo menos sencilla. Es lo que tiene no poseer un esqueleto bien formado como el del T-800. Pero al tema que me desvío. Reese va recolectando información como puede para intentar salvar a la que engendrará al salvador -o por lo menos al que intentará que la raza humana no sucumba del todo- de la humanidad en un futuro, para él su presente. Así que llega a tiempo y la salva (con algunos cadaveres por el camino gracias a Chuarche que no se corta un pelo).
Como Sarah está necesitada y Reese no ha debido catar mujer durante bastante tiempo acaban haciendo una de las cosas más lógicas que hacen una pareja (sea estable o no), copulan. Con lo que a la postre Reese acaba poniendo la semilla de lo que será John Connor.
Ahora bien. Todo acaba siendo un círculo cerrado y bien cerrado como ocurre en la mayoría de las películas que juegan con el pasado-presente-futuro. Tú haces algo porque si no todo acabaría por no tener sentido. Reese le comenta -y el espectador lo ve- a Sarah que John Connor le dio una foto en la cual aparecía su madre. De tal forma que él podría reconocerla cuando viajase al pasado. Él le comenta que siempre pensaba el por qué de su expresión de tristeza y en qué estaría pensando en ese momento (dicha foto se la hacen al final dela película y es la que abre este post). Y he aquí que esa imagen del futuro no se habría producido si no es por los hechos que acaecen al viajar él al pasado. De igual manera tampoco habría tenido un hijo si Reese no hubiese mantenido relaciones con ella. Una idea que rescatan en la película que protagonizó Christian Bale. Es decir, anulas a Resse y de rebote todo acaba a favor de Skynnet. Hay muuuchas posibilidades la verdad. Matar a Reese, matar a Sarah Connor o matar simplemente a John Connor (en Las Crónicas de Sarah Connor es evidente que tenían que ir a por el descendiente de Sarah. Aunque el final de la segunda temporada -lástima lo de su cancelación- habría una miríada de posibilidades.
En resumen. Si no hay viaje temporal por parte de ninguno (ni del T-800 ni de Reese) nada habría sucedido. Porque aunque Sarah Connor se hubiese quedado embarazada de otra persona el aviso del futuro postapocalíptico y futuro entrenamiento de John Connor habría quedado en agua de borrajas. De igual manera que no habrían tenido el brazo y el chip del T-800 (el cual recuperan y experimentan con él -véase Terminator 2-) y Skynnet no habría llegado a existir.
¿Lioso? Hasta cierto punto sí. Digamos que es como cuando ves Los Cronocrímenes y te preguntas qué fue antes, si el huevo o la gallina. El que la haya visto posiblemente se plantease en algun momento cuando empezó a girar la gran rueda. Porque Karra Elejalde comienza a seguir unos hechos ya establecidos, pero supuestamente tuvo que haber un detonante, un inicio, digamos que un punto de partida para que todo siguiese una línea por la cual no pudieses alejarte de ninguna forma.
En Terminator ocurre exactamente igual. Todo tiene que suceder tal y como vemos en la película. Si te lo planteas acabas sacando la conclusión de que hay un momento -aunque nunca sabrás cual porque te volverías loco e igual no hay explicación lógica- en el cual acabas caminando en círculos. Sin viaje temporal no hay historia, pero la historia provoca a la postre el viaje en el tiempo.
De nuevo necesito una aspirina.
Sarah Connor y la foto Polaroid