Estoy segura de que en cuanto leáis la receta os entrarán unas ganas irrefrenables de reproducir este pastel en vuestras cocinas. Ya os veo anotando febrilmente "masa filo" en la lista del súper. Desde luego, confieso que es lo que yo hice en cuanto di con esta maravilla de elaboración. Sabía que iba a ser un acierto seguro.
Y es que en mi casa adoramos el queso. Aunque yo soy muy ratoncita, y me hago rápidamente fan incondicional de cualquier variedad quesera, es cierto que en mi hogar abundan los quesos suaves (tipo Burgos, quesos crema y tiernos), pues son los favoritos de mi madre, así como un ingrediente imprescindible en nuestras ensaladas. De este modo, cuando encontré esta receta supe que, sí o sí, tunearía el relleno con una mezcla de estos quesos.
Por otro lado, como nos gusta tantísimo la adición de frutos secos a cualquier receta (en este blog llevo bastante tiempo dando buena cuenta de ello), no dudé en agregarle al combinado del relleno un buen puñadito de nueces pecanas (admito que tengo una adoración enfermiza por esta variedad) y mi nueva debilidad: unas pasas hiper-mega-extra deliciosas, grandotas, dulces, tiernas y con una cantidad inmensa de mollita que adquirimos estas navidades en nuestra frutería de confianza. Os aseguro que compré una cantidad gigantesca, con la idea de que nos duren todo el año (eso si no acabamos con todas antes, lo cual, al ritmo que vamos, es más que probable, dado que casi todas las semanas surge algún plato al que se las agregamos sin mesura ^_^). Así, a día de hoy, además de una bolsita pequeña, cuento en mi despensa con un tarro de dos litros de capacidad lleno hasta los topes de pasas (a ver si me acuerdo un día, y os subo una foto a mi Instagram para que veáis la pintaza).
Total, que entre la mezcla de quesos con nuestros frutos secos favoritos y nuestra especial querencia por las masas en general, el acierto ha sido rotundo. Desde que lo descubrí, he hecho este pastel un par de ocasiones más, y cada vez nos gusta más. Es súper fácil y rápido de preparar. Además, resulta la mar de cómodo, ya que es una de esas elaboraciones que podemos dejar hechas por la noche, conservarlas en la nevera, y consumirlas al día siguiente o incluso un par de días o tres más tarde. Tan solo os recomiendo darle un ligero golpe de horno para que las láminas de filo recuperen el toque crujiente.
Tiropita con pasas y nueces (pastel griego de queso y masa filo):
Receta libremente adaptada de "My Greek Salad".
- 8 hojas de masa filo
- 3 huevos L
- 250g de queso fresco tipo Burgos
- 200g de queso crema
- 200g de queso tipo Havarti, rallado o finamente picado
- 2 rodajitas de queso de rulo de cabra
- Un puñadito de nueces pecanas, troceadas
- Un puñadito de pasas, ligeramente troceadas
- 125mL de leche entera
- Pimienta
- Nuez moscada
- 60mL de aceite de oliva virgen extra
PREPARACIÓN
- Comenzamos chafando dentro de un bol amplio el queso de Burgos con la ayuda de un tenedor. Agregamos el queso crema, y mezclamos. A continuación, el Havarti y el queso de rulo, que también habremos picado en trocitos. Añadimos los huevos, la leche, los frutos secos, la pimienta y la nuez moscada (podrías agregarle un poquitín de sal, pero para mi gusto, no es necesario). Reservamos.
- Precalentamos el horno a 170ºC.
- Engrasamos con aceite de oliva virgen extra la base y las paredes de una fuente rectangular de cristal de unos 25-30cm de lado. Extendemos sobre ella una hoja de masa. La pincelamos con aceite, y colocamos encima otra más. Repetimos la operación hasta tener una base de cuatro láminas de filo.
- Rellenamos con la mezcla.
- La masa que nos haya sobrado por los bordes la llevamos al centro, cubriendo parte del relleno. A continuación, sobre el relleno colocaremos otras cuatro hojas de masa filo que pincelaremos con más aceite de oliva. La masa sobrante la recogeremos hacia la base del pastel.
- Pincelamos con aceite de oliva la última capa de masa y espolvoreamos unas poquitas nueces más. Horneamos 50-60 minutos a 160ºC.
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