Revista Cine
La etiqueta Cine comercial, hace que se vea con sospecha a todas aquellas producciones que la traen colgada. El verano estadounidense es la época propicia para estrenarlas, durante esos tres meses las salas se llenan a reventar, el negocio de las palomitas de maíz y las gaseosas se incrementa, la gente se divierte y meses después difícilmente habla de la película que vio.
No todo el cine comercial es para olvidar, menos cuando viene avalado por la marca Pixar, así lo confirma Toy Story 3, la parte final de la saga de los juguetes.
Andy ha crecido y está a punto de dejar la casa de sus padres, para ir a vivir a una residencia universitaria. La madre le pide que decida qué hará con sus juguetes, dándole un plazo perentorio, en el que debe escoger entre almacenarlos en el ático, regalarlos a una guardería o tirarlos a la basura. Los muñecos sufren, no les atrae ninguno de los tres destinos. Finalmente el muchacho los mete en una caja y los lleva a la guardería.
Lee Unkrich, el director, ha trabajado en Pixar desde el inicio, de hecho fue ayudante en el rodaje de la primera entrega. La tarea que le fue asignada se antojaba difícil. Como dicen: Segundas partes nunca fueron buenas, menos las terceras.
El mérito de Pixar radica en que, en sus historias, además del obligado toque de humor, han sabido darle personalidad y contenido humano a sus animaciones. En Toy Story 3, a los ya entrañables Woody, Buzz, señor y señora Cara de papa, agregan un considerable grupo de personajes, entre los que sobresalen Lotso, Big Baby, Barbie y Ken; cada uno, sin referirse a alguien específico, es la representación de seres que abundan en la vida real.
El filme tiene sus buenas dosis de acción, de drama, humor, incluso algunas escenas de terror o suspenso.
La historia plantea temas en los que fácilmente se cae en la trampa de la doble moral, pero el guión lo resuelve con solvencia, aunque resbala hacia el maniqueísmo; pequeña mancha en el conjunto.
Toy Story 3, es una cinta, como todas las de Pixar, orientada a disfrutar en familia. Hace mucho que ellos entendieron que son los padres quienes pagan la entrada, por ello buscan que el cine de animación sea atractivo para adultos y niños.
Calificación 8/10