La historia nos remonta al año 1679 cuando en el Monasterio Carmelita de Dendermonde nace una receta de cerveza muy particular que incluye entre sus ingredientes: cebada, trigo y avena.
La combinación de estos 3 tipos de granos más la refermentación de la cerveza en la propia botella, nos trae una cerveza muy particular y tremendamente rica: Tripel Karmeliet.
Ya lo mencioné anteriormente, pero me gusta recalcarlo. Que lindo que es destapar una botella con corcho, como si fuera un champagne! Ya de solo escuchar el ruido se me hace agua la boca.
Como verán en la foto, su color es entre dorada y ambar formando una espuma blanca de burbujas gruesas. Su aroma es bastante complejo y hace que nos entretengamos un largo rato tratando de sacarle varios de sus descriptores. Lamentablemente cometí el gran error de servirla en un vaso de pinta inglesa y no en una copa para este tipo de cerveza. El legendario cazador de cervezas, Michael Jackson (no es el famoso cantante) destacó en su nota sobre esta cerveza que en el monasterio la sirven en una copa especial, que según su criterio es de la más linda que vió. En mi caso y con la limitación del vaso, pude encontrar notas frutales con un marcado aroma a durazno y damasco con algunas notas cítricas de fondo. Exquisita.
Al probarla es bastante dulce al principio con la aparición de las frutas donde el durazno pareciera prevalecer y luego aparece un dejo alimonado y refrescante aportado por el lúpulo y el trigo. Su cuerpo es medio, entre sedoso y cremoso y su amargor es bastante balanceado aunque tira hacia el lado de lo dulce, lo que la hace muy tomable a pesar de sus 8.2° de graduación alcohólica.
Tripel Karmeliet:
Sin dudas, una cerveza espectacular que lloro todos los días por tener la botella más cercana a 10.000 kilometros de distancia. Me atrevo a decir que es la mejor tripel que he probado hasta el momento.
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