
Un millonario que vive en un lujoso edificio de apartamentos, ha estafado a sus empleados, y a los trabajadores del edificio. Ante la desesperación, varios de los trabajadores, entre los que se encuentra el director del edificio (Ben Stiller), deciden recuperar el dinero que le ha robado, descubriendo donde tiene escondido su botín. En definitiva, planean un loco robo, ayudados por un raterillo encarnado por Eddie Murphy.


En definitiva, una película muy de para pasar el rato, y no detenerse mucho en ella, pues es fácilmente olvidada.