Revista Cultura y Ocio

Un tío genial

Publicado el 31 julio 2014 por Benjamín Recacha García @brecacha

 

José García Guerrero

Mi tío José, un tío genial.

Este es el post más difícil que he escrito. Después de más de 300, tengo muy claro que es así. En el segundo lugar no tengo ni idea de cuál colocaría, pero este es, con diferencia, el más difícil. Y lo es porque la persona que lo ha inspirado, a la que va dirigido, no lo va a poder leer.

La vida es maravillosa, sobre todo si tienes la oportunidad de vivirla en libertad y sin miedo a que te caiga una bomba en la cabeza, pero a veces nos depara golpes la mejor definición para los cuales es “puta mierda”. Una puta mierda es que a mi tío José, hermano de mi madre, se lo haya llevado por delante un cáncer fulminante. 

Era un tío genial, un hombre desprendido, al que le hacía feliz ver felices a los suyos y que no dudaba en echar una mano donde hiciera falta. No me voy a erigir en el abanderado de su causa. A su esposa, mi tía, y sus hijos, mis primos les corresponde ese honor. A mí se me hace muy duro asimilar que no voy a compartir más tertulias con él, que no lo voy a ver en más presentaciones de mi(s) libro(s) ni en ningún acto en el que yo participe, porque él era uno de mis “fans” incondicionales, siempre alentando, siempre apoyando, siempre orgulloso de su familia… No imagino cómo los que estaban siempre con él van a conseguir llenar el hueco enorme que deja. Ahora es imposible saberlo. Más adelante estoy seguro de que lo llenará su recuerdo imborrable.

Él no necesitaba a nadie que le dijera lo genial que era. Era una cosa que, simplemente, se sabía. Ni necesitaba que le devolvieran los favores. Bueno, sí, la mejor manera de devolverle un favor era compartiendo charla y risas, a ser posible acompañándolas de un buen menú.

Se va muy pronto, joder. Demasiado pronto. Me caía muy bien. El consuelo (maldito consuelo) que queda es que disfrutó de la vida todo lo que pudo. La impresión que tengo es que aprendió a disfrutarla cada vez más. Es fácil decirlo cuando el hueco que deja en tu vida es el de algunos ratos, pero los suyos, los que lo disfrutaban a diario y a quienes el puto cáncer se lo ha arrebatado de cuajo, tienen que quedarse con el recuerdo de ese hombre feliz.

Para mí mi tío José irá siempre ligado a un abrazo de los de verdad, de los que aprietan, a una sonrisa socarrona y a una interesante tertulia sobre política.

Yo no soy creyente y soy de los que piensan que esta es la única vida de la que disponemos. Quizás esté equivocado. No lo sabré hasta que me muera, pero por si acaso, tío, allá donde estés pide conexión a Internet para seguir ‘la recacha’. Ya te contaré si al final conseguimos arreglar el mundo. Que me dejes un comentario de vez en cuando creo que va a ser más complicado.

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Etiquetado con despedida, familia, felicidad, José García Guerrero, mi tío José, muerte, recuerdo, vida


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