Por Nacho León
Acercándose la presentación de nuestro Vino Solidario a favor de la brillante acción social que desarrolla la “Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer Bierzo”, me detengo a reflexionar sobre la necesidad de recuperar en la memoria, tantas y tantas historias asociadas a la cultura popular berciana que está íntimamente unida a las viñas y el vino.
No se puede entender el paisaje berciano, sin contemplar la presencia de nuestros viñedos, con tan especial densidad de plantación, nuestra particularísima variedad Mencía, nuestros suelos conflictivos pero seductores, y todo ello sin duda esculpido por tantas generaciones de gentes que con sus aciertos, errores e intervención, nos han legado un patrimonio de indudable valor cultural.
Es evidentemente el viñedo en nuestra tierra un fiel testigo de los esfuerzos, empeños,
preocupaciones y alegrías de tantas gentes en nuestro querido Bierzo. Personas que en muchos casos ya no están con nosotros; pero también otras personas que parecen ir alejándose aquejadas por este doloroso mal que es el Alzheimer.
De bien nacidos es ser agradecidos. Si bien nos tenemos que sentir privilegiados por contar con uno de los viñedos más destacados a nivel mundial; también debemos admitir, que nada de esto sería posible sin el esfuerzo, pasión y cariño que muchos de nuestros mayores imprimieron a sus plantaciones.
Estas tradiciones, usos y costumbres han servido de inspiración a nuestro proyecto “Demencia”; y precisamente por esto en muchos casos se nos ha tachado de locos. Ahora algunos de estos mayores parecen perder la cordura, y por eso debemos estar a su lado y aportar nuestro granito de arena para compartir con ellos esta bendita locura que es la vida.