Todos sabemos bien que las verduras son unos de los pilares fundamentales en la nutrición de todo individuo, sobre todo desde la infancia, pero igual de conocido es que la gran mayoría de los niños tienen verdaderos problemas para disfrutar de comer verduras ya que encuentran desagradable su sabor, su textura o su color, algo que es posible cambiar teniendo en cuenta algunos criterios. Para que los niños no se queden sin este fundamentale aporte de vitaminas y minerales, los adultos deben armarse de paciencia y saber que con algo de trabajo se puede conseguir que los niños las coman sin problemas.
No debemos olvidar que se trata de algo totalmente natural, durante la infancia comer verduras es algo realmente aburrido cuando se tienen alternativas mucho más agradables a sus ojos como las golosinas, o las frituras y comidas rápidas que son siempre su principal elección, pero para comenzar hay que explicarles la importancia que tiene que ellos aprendan a comer de todo, y dejar esas comidas menos saludables para momentos especiales en los que esté permitido darse “un gusto” pero no para que sea cosa de todos los días. Lo primero que hay que saber es que en todos los casos lo mejor es incorporar las verduras desde edades muy tempranas, para que los pequeños consigan acostumbrarse.
En casos de niños que se nieguen más a probar estos alimentos, hay que ir incorporándolos a la comida de la familia con mayor frecuencia, en principio como acompañante de algo que al pequeño le guste, luego poco a poco se debe ir consiguiendo que las verduras sean el elemento estrella de las comidas, con variedad y preparadas de diversas formas para mostrarles que pueden ser verdaderamente sabrosas. Un consejo muy valioso es el de que toda la familia coma lo mismo, nada de darle las verduras a los niños y que los padres coman otra cosa, son los adultos los que tienen que dar el ejemplo, mostrando que ellos mismos adoran comerlas, sabemos bien que a los niños les encanta copiar a los adultos.
Claudia Luna, nutricionista especializada en infancia, explica:
“Para un niño todo es nuevo, en especial las sensaciones y los sabores. Si ellos no tienen información previa de lo que van a comer no crearán ningún prejuicio y comerán de la forma más natural”…“Si ellos escuchan en casa que las verduras no son ricas o comentarios de este tipo también adoptarán esta negativa como suya”…“Posiblemente no encuentren el sabor a las verduras, por eso es recomendable mezclarlos con otros ingredientes”…“Mientras tus hijos saboreen la comida, eventualmente se sentirán cómodos con ella”.
Una forma de hacer que los niños no renieguen de comer verduras es involucrarlos en el proceso de hacer la comida, una gran ventaja es que muchas son de colores divertidos y brillantes, por lo que se pueden hacer platillos usando aquellas que sean del color favorito del pequeño, y tendrán un agregado extra para luego desear probarlas. Que el niño participe en la elaboración del almuerzo o la cena lo hace sentirse importante y participe en las actividades de la familia, si se lo deja lavar la verdura, por ejemplo, o ayudar a prepararla, luego tendrá un sincero interés por comer eso que él mismo ayudó a cocinar para todo el resto de la familia, mucho mejor si recibe elogios por cómo le resultó la cena.
Vía | El Comercio
Foto | oddharmonic de Flickr
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Verduras en la dieta infantil