Revista Vino

Víctimas y verdugos

Por Louzan
Ya sabéis que, sin considerarme especialmente amante de ella, algo de polémica argumentada y sensata me gusta y en esta linea estaba yo pensando en algunas cosas que me encuentro por la tele, alrededor de esto de la alimentación y los vinos que me resultan cuando menos chocantes.
La mayor expresión de ese trasfondo de nerviosismo en la distribución y la producción, materializado por la crisis galopante y otros factores, se puede observar en la publicidad. Ya hablé hace tiempo de que opinión me merecen ciertas campañas publicitarias (Lidl por ejemplo) y ciertos modos de actuar por parte de empresas y cocineros. Pero lo ultimo, la campaña de García Carrión (Don Simón) criticando abiertamente la publicidad pseudo-engañosa de Graninni o como se despachan ciertas bodegas en prensa, con inversiones millonarias, me hacen ver este mundo de un modo diferente, como en una guerra, que es lo que es, pero también como una "feria" de víctimas y verdugos donde ciertos valores comerciales, antaño irrenunciables, se han abandonado de modo absoluto.
Víctimas y verdugos
¿Donde quedo el "producto artesano"?. La publicidad de 2006 o 2007 estaba inundada de quesos "como los de antes", vinos " hechos con esmero" y elaborados "al estilo de la abuela". Por arte de magia, 2009 y ahora 2010 se han convertido en un carrusel de "calidades que no son caras" (prostitución publicitaria, diría yo). "No gaste mas por lo mismo" o "que el precio no sea un problema". Y sin entrar a cuestionar la legitimidad del mensaje, que lo es sin duda alguna, si creo interesante hablar de la ética del mensaje y de la posición del consumidor ante el mismo. Por ejemplo...
A mi me gusta una marca de leche. La consumimos yo y mi mujer desde hace tiempo, porque nos gusta, porque nos ofrece ciertas garantías y porque en ciertos productos (leche, carne, pescado ... o vino, claro) creo que el precio, si se ajusta a la calidad, no debe ser nunca un motivo de cambio. No hablo de subas espectaculares de un producto normalmente acompañadas de una caída en su calidad y un aumento de producción, sino de subidas sin sentido ni motivación aparente. Hablo de productos que permanecen en su linea de precio y que me ofrecen confianza. Esta leche utiliza el mismo slogan desde hace años y lo mantiene, al igual que sus características y su gusto. No se de donde viene su leche, creo que tanto de Galicia como en ocasiones de Francia, pero me gusta y me cumple. ¿debería, porque lo diga un cocinero estrellado, cambiar de marca dado que el precio de las que anuncia el citado cocinero es menor?, ¿afecta ese mensaje a este y a otros productos?
Víctimas y verdugos
Viniendome al vino, yo pienso que ciertos mensajes, a la larga y si calan en el publico general menos preocupado por la calidad de los productos que consume, si pueden afectar a la competencia mas que beneficiar al anunciante. "La calidad no es cara".. vale, dejemos entonces de acudir a ciertos restaurantes donde, utilizando productos de primera calidad (de los que no hay en Lidl, supongo) nos ofrecen una cocina innovadora y normalmente costosa a precios elevados. Porque sino es así, si el citado cocinero compra los productos que usa para elaborar sus menús de 100 euros por cabeza en ese gran distribuidor debería decirlo. Es mas, si yo fuese el grupo distribuidor que lo ha contratado, me encantaría que "prestigiase" mi stock no solo con su presencia en el spot, sino también citándome, por ejemplo, en la carta de su restaurante. El "Salmón marinado" podría llevar impreso un "comprado en Lidl, no se engañe"... o el solomillo de ternera con gnoquis podría también llevar mención a "carnicería Lidl.. la calidad no es cara". Repito que, seguramente, seria complicado cobrar después por este menú 160 euros por cabeza... pero cosas peores se han visto.
Que quede claro, antes de nada, que no digo que sea así en este caso. Entre otras cosas porque después sería complejo justificar ese precio cuando cualquiera, a cien metros, podría hacer un plato similar llamándose Sergio Gonzalez y cobrar 25 euros el menú. Estoy seguro que el salmón no es del Lidl, ni de cualquier otra gran distribuidora. Y es lógico. Pero, para mi, la clave de bóveda de la frase, del "mosqueo" y de el clima general, aquí representado esta en la palabra "engaño". Dice el slogan "no se engañe...". Para mi, esta parte quiere hacer suponer que hay algo de engaño en cobrar, por ejemplo, 25 o 30 euros por un quilo de bacalao de Islandia. O 40 euros por cierto vino, o 4 por un quilo de tomates. Otra frase, del tipo "busque bien, la calidad no es cara" o "no se engañe, los mejores precios están aquí", tendría tanto de mordaz como de efectiva. Pero en este tiempo de mezquindades y filibusterismo las frases deben no solo vender, sino además destruir a la competencia. Víctimas y verdugos.
Para algunos lo mio será inquina por la empresa, que para nada, o por el cocinero, que ni mucho menos. La vida y milagros del cocinero catalán, al que considero uno de los puntales necesarios de la progresión de la cocina española en la ultima década, me parecen merecidos y fruto de un trabajo largo y meditado. Por eso entiendo menos aún el porque del patrocinio, a parte de por hacer caja en un momento que supongo muy duro para la economía de sus empresas. Esperemos que escampe, porque sino, además de zumos que preguntan donde están los naranjos de los demás (y digo yo, ¿donde están los millones de hectáreas que necesita esta gente para hacer tanto vino en brick?) o de supermercados que afirman sin ambajes que son proveedores virtuales de los mejores restaurantes madrileños (cada uno puede entenderlo como quiera ¿no?), seguro que acabaremos viendo cosas muchísimo mas subrealistas que en este caso. ¿Para cuando Santi Santamaría anunciando a "Químicas del Noroeste"?.
*Fotos de la web, escogidas al azar.

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