Revista Cultura y Ocio

Viernes, 17 de octubre de 2014

Publicado el 17 octubre 2014 por Benjamín Recacha García @brecacha
Liber 2014 - El viaje de Pau

Luciendo camiseta y libro en Liber 2014. Foto: Fran Recacha

Hola, Toni.

Por fin estoy aquí con una nueva carta. Prometí que la aprovecharía para exponer algunas conclusiones sobre lo visto y escuchado en Liber 2014, y a ello voy. Pero déjame que te diga que antes de ponerme a teclear he estado revisando nuestra correspondencia. He releído la primera carta que te “envié”, hace ya casi cuatro meses. Lo que me empujó a escribirla fue la necesidad de desahogarme, de expresar mi frustración por la dificultad de hacer camino en el sector editorial siendo un autor independiente. A grandes rasgos la situación continúa siendo la misma, pero mi actitud ha cambiado.

He decidido olvidarme del aspecto comercial. No es que desista de vender mis libros, sino que he decidido no preocuparme por ello, lo que simplifica mucho las cosas. Para llegar a vender hay que escribir, hacer muchos contactos, darte a conocer, demostrar en definitiva que tienes “algo” que haga a la gente creer que puede valer la pena leerte. Y la verdad es que he recuperado la autoconfianza y la energía que hace unos meses amenazaban con desmoronarse. Puede sonar pretencioso, incluso soberbio, pero en este momento estoy más seguro que nunca de que me voy a ganar la vida escribiendo. Vale, quizás no sólo escribiendo (tampoco es que me crea de golpe Ken Follett), pero combinarlo con la actividad docente, como hago ahora, ya me parece un buen plan.

Después de pasar por Liber la conclusión principal que extraigo es que lo estoy haciendo bien. Quiero decir, que el camino que he elegido es tan válido como cualquier otro, porque si algo está claro en el actual panorama editorial es que no existen las recetas mágicas. Después de escuchar a y hablar con gente metida en el ajo, lo evidente es que todo son incertidumbres. Un contrato editorial lo máximo que te garantiza es miseria durante unos cuantos años. Claro que habrá excepciones. No dudo que existen editoriales muy comprometidas con sus autores y que realizan un buen trabajo de distribución y difusión, pero empecemos por lo elemental: más de 70.000 libros publicados (en papel) sólo en España en un año, la inmensa mayoría bajo un sello editorial. ¿Cuántos de esos pueden ser un éxito comercial?

Y luego hay que sumar los autopublicados, en papel pero sobre todo en formato digital, que no aparecen en las estadísticas porque carecen de ISBN y de depósito legal. Siempre lo digo, lo dije en Liber y se lo escuché a otros: quien se meta en esta aventura con la esperanza de ganar dinero ha fracasado antes de empezar. Y eso es así con los “indies” y con los que tienen la “suerte” de firmar con una editorial.

Cuando empiezas tienes la ilusión de vender tus obras, es normal. Te haces pajas mentales soñando con ganar el Planeta, que te paren por la calle para firmar autógrafos y que tus novelas se conviertan en películas taquilleras… Bueno, quizás se me ha ido un poco la olla. Pero, vamos, que todo escritor sueña con hacerse un nombre en el gremio. Yo sostengo que es bueno mantener esos sueños… cuando estamos dormidos. La realidad es lo opuesto a todo eso, y hay que asumirla lo más rápidamente posible para poder centrarte en lo que realmente depende de ti: escribir.

Eso ya lo tenía bastante claro antes del Liber. También sospechaba que la realidad del sector, de la parte tradicional, la que desde fuera solemos idealizar, tiende a un preocupante color gris oscuro tirando a negro que, desde luego, es de todo menos ideal para los escritores.

Recuerdo una frase de Beatriz Celaya, de Biografías Personales, que me hizo mucha gracia porque refleja con exactitud el pensamiento de los autores ignorantes de la verdad que esconde el sector: “El éxito para los escritores españoles es que te contrate una editorial”. La realidad, sin embargo, es que probablemente yo he vendido más libros por mi cuenta en un año que un alto porcentaje de los que consiguen ese soñado contrato al que el director de la agencia Carmen Balcells calificó de “mierda pinchada en un palo”.

No voy a repetir lo que ya escribí en las crónicas sobre el Liber. Además, ya hemos hablado sobre el tema en otros posts. Lo que queda claro, amigo, es que el camino es mucho más amplio que el que marcan ese puñado de editoriales que todos tenemos en la cabeza y, actualmente, ganarse la vida escribiendo es tan difícil bajo su protección como por cuenta propia. Al menos siendo independiente queda el consuelo de que nadie se va a aprovechar de ti.

No parece una visión demasiado optimista, pero esa certeza al menos a mí me ha servido para que la búsqueda de una editorial que publique mis obras pase a ser la menor de mis preocupaciones. Si llega la oportunidad la estudiaré y si resulta interesante por supuesto que la aceptaré. Sólo si resulta interesante.

Mientras tanto me dedico a escribir, ya sea mi segunda novela (tercera si contamos la colaboración con mi hermano en Memorias de Lázaro Hunter), que sigo manteniendo querer acabarla antes de final de año, o aquí. Este blog me está reportando muchas alegrías, es el medio que me ha permitido hacer contactos, que me da visibilidad, prestigio incluso; es mi ventana al mundo y, por qué no, quizás sea el gancho que atraiga a futuros lectores de mis obras. Además, y eso (aunque suene a tópico complaciente) es lo más importante, es el medio que me ha hecho posible (que me hace posible) conocer a personas estupendas, muchas de ellas con ilusiones, inquietudes y sueños muy parecidos a los míos, ¿verdad? ;)

En fin, que lo que decías el otro día en un comentario vamos a tener que planteárnoslo seriamente. Buscar complicidades, la manera de poner en común el talento y los proyectos de gente como nosotros, que trabajen en beneficio, por encima de todo, de los creadores. En pleno siglo XXI, decía otro de los ponentes en Liber, no tiene sentido mantener que las editoriales son imprescindibles. Lo que quizás sí sea imprescindible es buscar vías alternativas que optimicen el esfuerzo. En mi opinión, en pleno siglo XXI tampoco tiene sentido que cada uno haga la guerra por su cuenta. Los autores independientes no podemos pretender ser cada uno una editorial unipersonal, no somos rivales, porque antes que escritores somos lectores y aunque confieso que a mí me gusta leerme, la verdad es que prefiero leer lo que escriben otros, aunque sólo sea por la incertidumbre del qué pasará… jajaja.

Sinceramente, no sé cómo llevarlo a la práctica, pero estoy muy de acuerdo contigo en que es algo en lo que tenemos que pensar.

De momento, aquí me planto. En la próxima carta procuraré centrarme en los aspectos creativos. Tengo pendiente aún darte mi opinión sobre los libros que “enseñan” a escribir. Me la preguntabas en tu última carta y debo reconocer que no he dedicado suficiente tiempo a pensar en ello.

Por cierto, ya explicarás cómo van tus avances con los relatos para participar en ese certamen tan bien dotado en premios. Y a ver si te animas y nos “regalas” alguna de esas obras que guardas en el cajón para ir abriendo boca.

¡Un abrazo!


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