Prats y Point
Ya hemos hablado antes en este blog de Bruno Prats y su relación con el mundo del vino, desde su época al frente de Cos d'Estournel hasta su última aventura por tierras alicantinas.Stéphane Point, socio de Prats y enólogo de Ibérica Bruno Prats, tuvo la gentileza de invitarme a asistir el pasado jueves a la Escuela de Catas de Alicante, donde iba a tener lugar una de las catas de vinos más emocionante a las que he asistido. Ibamos a probar, de la mano del personal de la escuela de catas, los vinos que Fidelis Wines elabora en todo el mundo. Vinos presentados por Stéphane y por el propio Bruno Prats.
Imposible rechazar semejante oferta, así que el día en cuestión, con unos 15 minutos de adelanto, estaba el que suscribe en la puerta de la escuela de catas, esperando con ansia el momento de entrar, sentarme a la mesa, escuchar a Bruno Prats contarnos su historia, y empezar a probar los vinos.
La filosofía de Fidelis Wines es sencilla, y puede resumirse en pocos puntos. Buscar los mejores emplazamientos y los mejores viñedos para intentar expresar de la forma más intensa el origen de los vinos. Rendimientos bajos y producciones pequeñas, primando por encima de todo la calidad. Trabajo en bodega lo más clásico posible, haciendo uso, eso si, de la tecnología disponible para obtener el mejor resultado. Uso respetuoso y comedido de la madera, con profusión de barricas de 400 litros en lugar de las clásicas de 225, y con diferentes porcentajes de madera nueva. El resultado, unos vinos a los que no se les puede negar su interés; la mayoría de ellos muy elegantes, y algunos auténticos vinazos.
Empezamos el viaje en Chile, donde Viña Aquitania, la parte chilena de Fidelis Wines, elabora cuatro vinos, en los valles de Maipo y Malleco. De estos, pudimos probar dos. Empezamos con el único blanco de la sesión, Sol de Sol 2008 (Valle de Malleco - Traiguen, Chile; blanco con 8 meses de crianza en barrica de roble francés, 100% Chardonnay, Viña Aquitania); un vino de color amarillo pálido con reflejos verdosos y acerados. A copa parada, nos da aromas de frutos secos, bollería, mantequillas, y al agitar pomelo y frutas blancas; en boca es seco, fresco, con una acidez muy intensa, algo excesiva, frutal, y con un punto de algo de amargor final. Es un buen vino, que necesita mucha botella aún para terminar de redondearse.
El segundo vino chileno fue el Lazuli 2005 (Valle de Maipo, Chile; tinto con 12 meses de crianza en barricas de roble francés 33% nuevas; 100% Cabernet Sauvignon, Viña Aquitania). De color rubí granatoso con ribete granate asomando el teja; mostraba en nariz, a copa parada, tostados dulces, cacao y especias, y tras agitar frutas rojas y negras maduras, trufado leve y balsámico. Boca bastante amplia, de buena acidez, con un punto mineral y un tanino muy marcado. No me entusiasmó, creo que fue el más flojo de la tarde.
Nuestra siguiente escala fue Sudáfrica, donde bajo el nombre de Anwilka, Prats y sus socios elaboran 3 vinos a partir de viñedos situados en la famosa región de Stellenbosch. El primer vino sudafricano que probamos fue Amododa 2009 (Stellenbosch, Sudáfrica; tinto con 8 meses de crianza en roble francés 15% nuevo; 77% Cabernet Sauvignon, 14% merlot, 9% Syrah; Anwilka). Vestía el vino de color picota oscuro, de capa alta, con ribete rubí. Mostró una nariz elegante, de buena intensidad, con pimienta, fruta roja y algo de cacao. En boca se reveló seco, fresco, con tanino marcado y de buena longitud. Una nariz de las de oler una y otra vez, pero una boca algo más floja.
Catando
Seguimos con el otro de los vinos sudafricanos, y uno de los grandes de la cata. Anwilka 2008 (Stellenbosch, Sudáfrica; tinto con 6 meses de crianza de cada varietal en barricas de roble francés (50% nuevo) y luego 9 meses más tras el ensamblaje definitivo; 48% Syrah, 42% Cabernet Sauvignon 10% Merlot; Anwilka). Un vino de color picota muy cubierto con ribete rubí. Necesitó aire para librarse de la reducción, pero luego mostró frutas rojas, ahumados, algo de balsámicos y lácticos finos; elegante más que potente. En boca seco, fresco, de buena acidez, frutal y con un tanino muy redondo e integrado. Un vino muy rico que aún tiene que crecer más y que desplegará más cualidades.Abandonamos África y cruzamos a Europa, a la península ibérica, en concreto a Portugal. Aquí, Prats & Symington elaboran también 3 vinos, en la región del Douro. De estos vinos, pudimos probar dos. Empezamos con Prazo de Roriz 2009 (DOC Douro, tinto con crianza de unos 12 meses en barricas de roble francés; Tinta Barroca 36%, Tinta Roriz 31%, Tinta Francisca 10%, Touriga Nacional 9%, Touriga Franca 9%, 5% otras; Prats & Symington). Este vino tenía un color picota granatoso de capa media, con ribete cereza rubí, en evolución vaya. Reducción al principio, luego dejó salir piel de uva madura, lácticos, alguna nota vegetal y balsámicos suaves. En boca es seco, fresco, frutal, con recurdos de cacao; tanino presente, quizá algo verde. Un vino que etiquetaría de sencillo pero agradable.
Seguimos con el que fue, para mí y para muchos, el vinazo de la cata, sin ninguna duda. Chryseia 2008 (DOC Douro, tinto con 12 meses de crianza en barricas nuevas de 400 litros de roble francés; 50% Touriga Nacional, 50% Touriga Francesa; Prats & Symington) es un vino de un bonito color picota rubídeo de capa alta, con ribete acerezado. Nariz intensa, potente y compleja, con fruta negra madura, tostados, cacao, balsámico y especiado. En boca, seco, fresco y elegante, lleno, sedoso, muy redondo, con un tanino elegantísimo. Un vinazo que evolucionó en copa de forma fabulosa, recordando a un Oporto joven. La estrella de la sesión.
El final del viaje se acercaba, y nos trasladamos a Alicante, a probar los vinos de la última aventura de Prats, junto con su socio y enólogo Stéphane Point: Ibérica Bruno Prats. Empezamos por Mosyca 2010 (DO Alicante, tinto con crianza de unos 12 meses en barricas de 400 y 225 litros; 40% Monastrell, 20% Cabernet Sauvignon, 20% Syrah, 20% Petit Verdot; Ibérica Bruno Prats), que se mostró de color picota de capa alta, con ribete rubí. Algo cerrado al principio, luego dejó salir fruta negra madura, especiado fino, alguna nota vegetal y recuerdos suaves de higo. En boca seco, frutal, con fruta golosa, acidez fresca y buena intensidad. Muy rico, de disfrutar.
Lo catado
Cerramos la cata con la estrella de Ibérica Bruno Prats, que homenajea a la Monastrell como casta noble y origen de grandes vinos. Alfynal 2010 (DO Alicante, tinto con crianza de unos 14 meses en barricas de roble francés de 400 y 225 litros, 100% Monastrell, Ibérica Bruno Prats) es un vino de color picota granatoso con ribete rubídeo, muy bonito. En nariz, especiado, aromas de cacao, tostados, fondo de fruta roja y un punto mineral. En boca es suave, frutal, fresco, redondo, muy sedoso, con un tanino delicado y elegante y muy largo. Un vino delicioso, que además fue con el que la mayoría de los asistentes acompañó las fantásticas viandas que se nos ofrecieron al acabar la sesión.Tras la cata, momento de conocer personalmente al eje central de todo este periplo, el señor Bruno Prats. Una persona que no tiene que demostrar nada a nadie en esto del vino, pero que es tremendamente amable, accesible, simpático y dispuesto a charlar un rato con todo el que quiera. Y una persona a quien dije que, por culpa de su Alfynal, tenía una apuesta pendiente sobre la capacidad de guarda de la Monastrell.
En resumen, y como dije al principio, una de las catas más impresionantes a las que he asistido; donde pude conocer a una persona con quien no me importaría en absoluto compartir mesa, mantel, charla y vinos, y en la que probé muy buenos vinos, y tres vinazos como son Anwilka, Alfynal y sobre todo Chryseia.
Muchas gracias de nuevo, Stéphane, por la invitación.