Aunque hayan podido pasar desapercibidas las dos sagas que se han hecho de los X-men entre tanto Spiderman, Los Vengadores, Superman y Batman, las películas que se han realizado sobre la Patrulla X, que es como se les conoce en España, destacan por su intriga; por el intenso drama de sus miembros rechazados por el mundo; por la complejidad llevadera de sus tramas; por el alma que trasmite el profesor Xavier a sus alumnos y por la extraordinaria calidad de los dibujos y guiones de los cómics en los que se basan. De este modo, si el anterior episodio de la saga X-men: Días del futuro pasado estaba inspirado en la novela gráfica de John Byrne y Chris Claremont de homónimo título, X-men: Apocalipsis se basa en la serie Factor X de Bob Layton y Jackson Guice, donde apareció por primera vez el supervillano que da lugar a este largometraje, aunque con algunas licencias de lo que se deduce de las declaraciones de su director a Fotogramas: “Con la cinta anterior borré las tres primeras entregas. No tengo que atenerme a una continuidad porque manipulamos el tiempo. Podríamos coincidir con otras franquicias como Deadpool o ir hasta el punto de partida de la primera de este equipo de superhéroes. Eso es lo que contamos en esta producción, su creación. Apocalipsis es a la vez el origen de los X-men y el cierre de seis películas”. Por cierto, ya era hora de que Cíclope y Jane Grey ocuparán el lugar que se merecen.
Por otra parte, el reparto lo conforman, entre otros, Óscar Isaac, Michael Fassbender, Jennifer Lawrence y James McAvoy, mientras que Bryan Singer, como decíamos, recordado por la película Sospechosos habituales, continúa dirigiendo el universo en cuestión. Lo que más llama la atención de este trabajo cinematográfico es que las tramas se suceden sin solución de continuidad e, incluso, hay tiempo para profundizar en el perfil de los personajes. El director ha creado una atmósfera desasosegante que provoca la emoción necesaria para introducirse en los sentimientos que pasan por la mente de sus protagonistas. En cuanto a las escenas de acción hay que decir que la escena final se alarga innecesariamente. Sin embargo, debemos prestar especial atención, por lo simpática que nos ha parecido, a la aparición de una especie del primo hermano del Flash de la compañía DC, pero con claro aroma Marvel. Merece la pena nos perderse los créditos que dan inicio a la cinta por sus guiños al cristianismo y al renacimiento, detalle que puede que sorprenda a algún espectador.
Nos interesa particularmente el contraste entre el malvado Apocalipsis representante de la New Age frente al comando de los valores como la ética y la capacidad de sacrificio del profesor Xavier; la lealtad de Bestia; la intensa oración de un cristiano católico como Rondador Nocturno; la fe en los mutantes de Tormenta; la capacidad de empatía y de liderazgo en la sombra de Jane Grey; la confianza de Scott Summer en su maestro o el intento de redención de Mística. En definitiva, la esperanza de los que distinguen entre el bien y el mal frente a una especie de nihilismo esotérico (publicado en Páginas digital).