Revista Cocina

Y al final, no son los años de tu vida los que cuentan. Es la vida de tus años.

Por Bouquetgarni
Me parece mentira que ya cumplamos 1 año. Un año de recetas, consejos, sugerencias, anécdotas... Un año de amigos nuevos (muchos de ellos en otros países) que me han acompañado en esta aventura de contarles mis propuestas en la cocina con la intención de ayudar a cocinar más en casa, elegir productos de la estación (porque son más apetitosos, económicos y están en su mejor punto), incorporar nuevos alimentos o mirar con otros ojos a los de siempre. Como sin ustedes que me leen semana tras semana, me dejan sus comentarios o me envían sus consultas y sugerencias este blog no tendría razón de ser (porque andaría como loca hablando sola), les agradezco el cariño, la compañía, la atención, la simpatía y la participación.Este año me ha permitido conocer gente maravillosa, creativa y encantadora, generosa en sus palabras y conocimientos. A todos ustedes sólo puedo decirles GRACIAS, enormes GRACIAS por estar y permitirme conocerlos un poquito más (y hasta tentarlos con algunos de mis platos).
Y al final, no son los años de tu vida los que cuentan. Es la vida de tus años.
Como corresponde a la ocasión, les propongo preparar una torta de cumpleaños. Podríamos decir un básico de la pastelería porque vamos a realizar un bizcochuelo para cualquier ocasión y una cobertura requete rápida para decorar o rellenar tortas (de cumpleaños o festejos en general) sin mayores complicaciones que un ratito en la cocina. Esta receta es apta para principiantes, novatos, negados a la cocina y detractores de la repostería en general. Pero, además, es una receta que me recuerda (¿y cuántas van ya?) a mi abuela. Fue a ella a quien vi mil veces prepararla y que, un día, me enseñó sus secretos. Por ello, tiene también ese gustito especial de los recuerdos que se combinan con los sabores y olores de la cocina...¿Nos ponemos a trabajar? Aquí está la lista de ingredientes:
Y al final, no son los años de tu vida los que cuentan. Es la vida de tus años.
Para comenzar, encendé el horno y dejalo calentándose a 160-170°C mientras preparás la receta.
En un bol colocá 6 huevos (orgánicos, mejor), 180 gramos de azúcar y extracto de vainilla. Con batidora eléctrica, batí hasta alcanzar el punto letra o cinta (la preparación habrá aumentado mucho de volumen como consecuencia del aire que la batidora le insufla; además, si realizás firuletes con la crema obtenida se formarán cintas o letras sobre la superficie sin hundirse).
Y al final, no son los años de tu vida los que cuentan. Es la vida de tus años.
Aparte, tamizá 180 gramos de harina leudante (en su lugar, podés utilizar harina 0000) con una pizca de sal, 2 cucharaditas de polvo para hornear y 2 cucharadas de un buen cacao amargo.
Añadí los ingredientes secos al batido de huevos y azúcar de a poco, integrándolos con delicadeza y movimientos envolventes (para que no se baje la preparación).
Volcá la mezcla en un molde para tortas desmontable, enmantecado y enharinado, y llevá a cocinar por unos 30 minutos (el tiempo dependerá de tu horno: puede que sean algunos minutos más o menos).
Y al final, no son los años de tu vida los que cuentan. Es la vida de tus años.
El bizcochuelo estará listo cuando al introducir un palillo, éste salga completamente limpio.
Quedará suave, liviano, muy aireado, apto para  rellenar y cubrir como más te guste.
Y al final, no son los años de tu vida los que cuentan. Es la vida de tus años.
En mi caso, preparé un bizcochuelo de chocolate. Sin embargo, esta receta sirve para realizar tortas de vainilla, limón, naranja, lima o cítricos (utilizando ralladura), café (infusionando la preparación inicial de azúcar y huevos), dulce de leche... 
Una vez frío y descansado, cortá el bizcochuelo a la mitad, cuidando mucho que no se rompa porque la masa, al ser tan aireada, es muy frágil. Humedecé con almíbar (podés prepararlo con 200 gramos de azúcar y 100 gramos de agua, añadiéndole algunas gotas de jugo de limón o naranja para darle sabor) o algún licor o vino dulce. 
Por último, cubrí la base de la torta con una generosa capa de mermelada de frutos rojos.
Y al final, no son los años de tu vida los que cuentan. Es la vida de tus años.
Para terminar de vestir este bizcochuelo, transformándolo en torta de cumpleaños (al mejor estilo Cenicienta), prepará la siguiente cobertura.
En una cacerola, colocá 6 cucharadas bien copetonas de dulce de leche repostero (o de panadería; ése que es bien firme), 6 cucharadas bien colmadas de cacao amargo y 2 cucharadas generosas de manteca.
Y al final, no son los años de tu vida los que cuentan. Es la vida de tus años.
Llevá la cacerola a fuego bajo y dejá que los ingredientes se derritan y mezclen. Revolvé cuidadosamente con cuchara de madera. 
Si fuera necesario, para lograr una consistencia más fluida (y no tan cremosa o compacta), añadí un poquito de leche y revolvé hasta obtener el punto deseado: una crema fácil de esparcir, pero que no es líquida.
De inmediato, bañá la torta con la cobertura y decorá con frutillas y arándanos.
Y al final, no son los años de tu vida los que cuentan. Es la vida de tus años.
Mantené la torta en la heladera hasta el momento de servirla. 
Y al final, no son los años de tu vida los que cuentan. Es la vida de tus años.
Es una torta muy rápida y fácil de preparar, que puede sacarte de apuros si no tenés muy buena mano para la repostería o no querés (o no podés) perder horas y horas de tu tiempo para preparar la torta de un cumpleaños o aniversario. Además, te permite jugar con sabores y colores. Como ya te dije antes, podés preparar el bizcochuelo de otros gustos. De igual modo, podés rellenar con la crema de tu preferencia (chantilly, de frutos rojos, de naranja o limón, dulce de leche...) y podés añadirle frutas trozadas al relleno (duraznos, frambuesas, frutillas, frutos rojos...).
Y al final, no son los años de tu vida los que cuentan. Es la vida de tus años.
A los más pequeños les gusta mucho (especialmente si no tiene demasiados artilugios) y  los más grandes no se le resisten (te lo garantizo).
Es un clásico, un básico de la cocina que podés preparar en una tarde y lucirte en cualquier ocasión, probando con distintas combinaciones de sabores y rellenos.
Y al final, no son los años de tu vida los que cuentan. Es la vida de tus años.
El sabor del bizcochuelo de chocolate, con la mermelada de frutos rojos, la cobertura dulce y las frutas con su toque ácido combinan a la perfección, provocando una sensación de equilibrio en boca muy agradable.
Y al final, no son los años de tu vida los que cuentan. Es la vida de tus años.
Les envío un cariño enorme y los espero la semana próxima para comenzar a desandar juntos el camino de otro nuevo año para este blog, con la promesa de seguir creciendo, esforzándome para dar lo mejor de mí y disfrutando de este rinconcito de cocina, fotografía y scrapbooking digital.
¡Gracias por estar! Bon appétit.
Y al final, no son los años de tu vida los que cuentan. Es la vida de tus años.

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