Revista Arte

¿Yo bien, y tú? de Ramón Ballester

Por Eltallerdelaeam @elTallerdelaeaM

Yo bien, y tu? – Ramón BallesterSexo y violencia. Cómo puede ser que nunca salgan en una película, que no sea pornográfica o de Almodovar, dos personas, ni en serio ni en broma, copulando?, dicho mejor, mostrando la genitalidad del acto sexual? Cómo puede ser?
Cómo puede ser que, con la mayor alegría del mundo, en cualquier película, excepto curiosamente en las pornográficas, uno, que es indistintamente el bueno o el malo, le quite la vida a otro, o a varios, con primeros planos de las heridas saltando sangre, a veces a cámara lenta, para poder apreciar con lujo de detalles el dolor y el sufrimiento hasta los límites más insospechados? Cómo puede ser?

Podríamos reflexionar

Imaginemos qué pasaría si fuese al revés. Que existiesen “Dead-shops” en las que, en cabinas individuales pasaran vídeos de todo tipo de asesinatos que además, se pudieran alquilar privadamente. Qué pasaría si a todas horas, en la tele o en cualquier peli del cine, no parasen de poner sexo, de todos los colores y maneras, con primeros planos de las caricias, brillando el sudor, a veces a cámara lenta, para poder apreciar, con lujo de detalles, el placer y el gozo del amor hasta los límites más insospechados? Qué pasaría?

Podríamos argumentar

Es que en las películas nunca se mata a nadie de verdad, todo son efectos especiales. Sin embargo, es muy difícil sexuar de mentira, con efectos especiales. Claro, sabemos que es mentira. Otra cosa son esos programas reality, tipo “Impacto” o “Vídeos de 1»”, con muertes o accidentes que sabemos son reales.

Aunque yo me acuerdo, de pequeño, jugar a matar y morir. A ver quién moría mejor. Y también me acuerdo, de pequeño, jugar a médicos. Hacer concursos. A ver quién… las diferencias…

Podríamos anticipar

Socializarnos ha significado retirar el amor al sexo y convertirlo en algo sucio y grosero, censurable de ver o mostrar en público. Ha significado retirar la dignidad a la agresividad y convertirla en violencia, fácil y totalmente gratuita.

Podríamos concluir

Con nuestra sexualidad reprimida permanecemos frustrados, hambrientos y, consecuentemente, manejables. Y con nuestra agresividad deshonrada, llevada a las películas y espectáculos deportivos, convertida en violencia, nos hemos hecho unos frustrados mansos.

Hablemos de otra cosa

Sí, porque no quería extenderme tanto sobre este tema. Yo quería hablar del arte. Suena mejor, más culto, es más bonito.

El asunto es que lo que ocurre, u ocurrimos, con el sexo y la violencia, ocurre con el arte. Ocurre con el riesgo y la aventura, ocurre con la investigación y el deporte, con la medicina, la religión… Ocurre con el arte.

Hablemos de arte

Nos hemos desapropiado de nuestro lenguaje artístico. Tan natural, de origen, como el lenguaje hablado, el lenguaje artístico surge del sistema de pensamiento del hemisferio derecho del cerebro. Utiliza códigos abiertos. Podemos convenir que la palabra “mesa” signifique algo que tú y yo entendemos como una misma cosa, dentro de un código cerrado, de hemisferio izquierdo. Por contra, un poema, una canción o un cuadro pueden ser entendidos de diferente manera por mí, por tí o por el que los hizo. Esta cualidad hace al arte multisignificativo. Una obra puede trascender su época y decir cosas nuevas siempre. La creación artística es un elemento vivo que propone, excita o cuestiona a su interlocutor, siempre de una forma nueva y tan fresca como se situe éste ante la obra en cuestión.

Arte es magia

Hacer que los objetos o los sonidos, o las formas cobren vida de esta manera.
Pero esto ha dejado de ser patrimonio de la persona común, del lenguaje cotidiano. Ha quedado fuera de nuestro alcance. Tenemos láminas colgadas en casa, o cuadros comprados a “artistas”; objetos decorativos, exóticos o no, diseñados y realizados en fábricas, o, en el mejor de los casos, por un artesano. CDs de música clásica o no, de grandes maestros o grupos de moda, o no, con los que me identifico, que me dicen “algo”, o no.
Quién de nosotros escribe sus propios poemas, compone sus propias canciones y las comparte, cuelga en casa sus propios cuadros o los de sus amigos…?

Ya sin sentido

Le hemos quitado el sentido. Lo contemplamos o escuchamos como “obra de arte” y le arrancamos el espíritu. Lo colocamos en un “acuarium” y le damos pescado los domingos, para que haga piruetas, con precio especial para turistas y grupos.
Visitamos una ermita románica de excursión, nos hacemos cuatro fotos delante, que se vea que fuimos. Nos impresiona la catedral por sus espacios, sus columnas, su estilo y porque en ella se casó la princesa.

Ya no sabemos

Entrar en un recinto sagrado, a unas horas concretas, en una “nave”, transformador energético sutil, que nos puede provocar un estado alterado de conciencia y en el que podemos vivir una experiencia de comunión con lo divino. Suena esotérico. Estamos tan desconectados del nivel trascendente que ya es ciencia-ficción.
El arte encargado de transmitir la Tradición, el Arte que eleva el espíritu, que abre de par en par el corazón, Arte de los grandes, idioma del alma, que le habla a nuestra alma, y de todas formas le dice del camino de vuelta, de como descubrir el camino de vuelta a la Luz…

Ha sido callado

Hemos aprendido a ser espectadores, a desresponsabilizarnos de nuestro protagonismo, a desautorizarnos de nuestra expresión más genuina, a alejarnos de nuestra propia experiencia.
Hemos delegado casi todo. Nos hemos quedado con la escasa posibilidad de trabajar, no por gusto, sino para ganar dinero, para gastarlo en representantes que vivan por nosotros, corran riesgos por nosotros, hablen por nosotros, gobiernen por nosotros y, consecuentemente, decidan por nosotros… maten por nosotros y, claro, gocen y sean felices por nosotros, cosa esta última que dudo, pero bueno.

Así que, tranquilos

La agresividad está en el cine, el sexo está escondido, la aventura en el París-Dakar, el deporte el domingo en la tele, el dinero está en los bancos, la salud es de los médicos, la religión de los curas el gobierno de los políticos… el arte de los artistas.

Arte inerte,
ya no nos sacarás
de nuestra dulce tontería,
rutina gris,
ya no nos sacarás
del sueño cotidiano y vacío
de cada día.


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