- Mi compañero en estas lides Iván Sainz-Pardo, en ese blog-escondite que suelo frecuentar, y cuya visita les recomiendo encarecidamente, publica hace pocos días una curiosa reseña acerca del particular vía crucis (tan propio para estas fechas...) de la simpar Whitney Houston, con dos fotografías que ofrecen una comparación tremendamente explícita acerca de su aspecto, y un título ciertamente ingenioso. Me viene al recuerdo, a la vista de ello, cómo ese descenso en picado empezó a fraguarse tras su experiencia "dual" (un impresionante éxito de público y un desastre de consideración crítica) en El guardaespaldas, un film plenamente encajable en la categoría de "películas con bichito" (asignación de categoría para cuya aclaración les remito a un artículo que escribí hace ya algún tiempo, publicado en la web Ciberanika), y que, sinceramente, pienso que fue injustamente masacrado, ya que, si bien es totalmente cierto que no pasa de ser un producto rutinario, vulgar y mediocre, no lo es más, en absoluto, que las tres cuartas partes de la producción hollywoodiense que, año sí, año también, se estrena en las pantallas comerciales de todo el universo mundo. O sea, que: me encantaría que alguien me explicara el motivo, si es que lo hay, de que éste, en particular, más allá de una extraña conjunción de manías personales (muy amplio, desde luego), fuera particularmente vilipendiado y excomulgado. Misterios, misterios...
- En una entrevista que publica este domingo Magazine, el suplemento semanal de La Vanguardia (que se distribuye, además, con un buen número de diarios locales de toda España), Alejo Sauras, en plena vorágine promocional con motivo del estreno del último film de David Trueba, Bienvenido a casa -que protagoniza junto a Pilar López de Ayala-, hace una encendida defensa del trabajo actoral en el medio televisivo -algo bastante comprensible, si tenemos en cuenta que él ha sido, y es aún, un intérprete fuertemente vinculado a ese medio-. Aunque me parece encomiable el esfuerzo que realiza para tratar de convencer a los eventuales lectores de la entrevista sobre la equivalencia de televisión y cine en su condición de piedras de toque para contrastar la valía de un actor, me parece que lo tiene muy complicado para romper ese esquema mental en el que, nos guste o no, estamos bastante anclados, y en virtud del cual tendemos a considerar que -al menos, a fecha de hoy- el teatro da el prestigio, el cine da el dinero y la televisión da la fama. Más o menos, vaya...
- Y colorín, colorado, este cuento... no se ha acabado, pero sí se interrumpe en su narrar durante unos días, que este humilde escribiente se toma de vacaciones, aprovechando el subterfugio semanasantero, con la promesa de volver, si no con energías renovadas (que también se intentará), sí, al menos, con ganas de seguir pegando la hebra. Que es de lo que se trata, no nos engañemos... Descansen, disfruten y, si han de navegar, háganlo, si pueden, por aguas reales, y no virtuales, amigos lectores. Hasta pronto...
* NOTA DE ACTUALIZACIÓN.- Paradojas de la vida. Recientemente, fallecía, consecuencia de esos excesos a los que se aludía en el primer párrafo, Whitney Houston. En fin...
* Grageas de cine X.-
* Antecedentes penales (El (viejo) glob de Manuel) XVIII.-* La imagen que ilustra este artículo es obra de Vectorportal, bajo una licencia Creative Commons 2.0